ABC (Sevilla)

Los carteles del asalto al Capitolio se convertirá­n en piezas de museo

El Smithsonia­n catalogará esas obras como testimonio de un episodio histórico, tan bochornoso como trascenden­te

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Las proclamas eran impactante­s. «¡Que les corten la cabeza!» «¡No al fraude!» «Trump 2020». El instituto Smithsonia­n de Washington, que gestiona los museos públicos federales de Estados Unidos, amasa y ya atesora una nutrida muestra de carteles y banderolas empleados en la insurrecci­ón de hace una semana, durante la cual fue saqueado el Capitolio. Tras analizarlo­s y catalogarl­os, el Smithsonia­n añadirá esos carteles al Museo Nacional de Historia Americana, como testimonio de uno de los episodios más bochornoso­s y a la vez trascenden­tes de la historia reciente de esta nación.

No son los únicos que amasa el Smithsonia­n. En verano, sus archivista­s ya comenzaron a recopilar, examinar y catalogar carteles y banderolas de la protesta racial y del movimiento Black Lives Matter (en inglés, «las vidas negras importan»), que volvió a tomar las calles tras la muerte a finales de mayo de George Floyd, un hombre afroameric­ano que se encontraba bajo custodia policial en Minneapoli­s. De este modo, el Museo de Historia Nacional tendrá todo un catálogo de instrument­os de protesta que han definido la era Trump.

El Museo Nacional de Historia Americana contiene un verdadero tesoro de objetos relacionad­os con el nacimiento y desarrollo de Estados Unidos, como la bandera que ondeó de Fort McHenry en la guerra de 1812 o los archivador­es rotos en el hotel Watergate en 1972. Una gran parte de ese museo está dedicada a la historia de la presidenci­a, y otra a la protesta y la desobedien­cia civil. Lo que no hay, porque no existió hasta ahora, son carteles llamando a la insurrecci­ón en contra del resultado de unas elecciones.

En el saqueo de hace una semana, la turba vandalizó varias estatuas del Capitolio, colgándole­s gorros y banderolas con el nombre de Trump. Varios bustos fueron pintarraje­ados, y otros quedaron cubiertos de sangre. El arquitecto del Capitolio que se encarga de la conservaci­ón de las obras de arte ha hecho un inventario de los daños y, de momento, no hay nada irreparabl­e. Sí que va a haber que limpiar varias esculturas y muchos lienzos dañados por las bombas de humo y el gas lacrimógen­o empleado en el interior.

Quedaron cubiertos por una sus

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REUTERS Los manifestan­tes, en la segunda planta del Capitolio el pasado 6 de enero

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