ABC (Sevilla)

TODO ES YA «HISTÓRICO»

Aunque sea «histórica», la nevada de Madrid no es una catástrofe para el Gobierno

- ANTONIO BURGOS

ARACELI, la señora de Guadix asilada en la residencia de mayores «Los Olmos» de Guadalajar­a, se santiguó antes de que le pusieran la vacuna contra el covid. Se santiguó como un novillero debutante en su primer paseíllo; sólo le faltó besar la medalla prendida en el corbatín. Sin que oyéramos sus palabras, todos supimos lo que pensaba mientas se hacía la señal de la Cruz: «Que sea lo que Dios quiera». Inmediatam­ente, los altavoces del frente propagandí­stico de este Gobierno para el que la verdad tiene igual valor que la mentira anunciaron, según costumbre, que era un hecho «histórico». Ay, Historia, cuánto manoseo se comete en tu nombre, incluida la Memoria Histórica. Ya todo es histórico, como la vacuna por la que se santiguó doña Araceli. ¿Que queda Madrid incomunica­da por tierra, tren y aire por la nevada? Es una nevada «histórica». ¿Que hace 20 grados bajo cero en Teruel? Es una mínima «histórica», aunque nadie se acuerde de los 23 grados bajo cero que hizo en la guerra española durante la batalla de Teruel, con las

Fe de ratas tropas mínimament­e equipadas para esa temperatur­a propia del frente del Volchov en la División Azul.

Se ha puesto de moda esta devaluació­n del adjetivo «histórico». Hombre, yo entiendo por hecho histórico la invención de la rueda, o la caída del Imperio Romano, o el descubrimi­ento de América, o la Revolución Francesa, pero no una nevada o una vacuna. Cada día asistamos al menos a media docena de hechos «históricos». ¿Que sube clamorosa y alarmantem­ente la cifra de afectados por el virus en una provincia? Es una cifra «histórica». Nos ha entrado lo histérico de lo histórico, creemos que estamos haciendo rayas en el agua, como los datos de las listas de espera en Traumatolo­gía de los hospitales de Madrid por las roturas de muñecas, brazos y piernas tras los pellejazos y vejigazos impresiona­ntes de los resbalones en la nieve devenida en hielo que se pegan los que, desoyendo la recomendac­iones «históricas», se dan un garbeo para contemplar un insólito paisaje urbano «histórico».

La vez primera que oí este manoseo del concepto de lo «histórico» fue a Julio Iglesias, al término de un triunfal recital: «Ha sido un concierto histórico». Pero hay muchas otras caras de la moneda de lo «histórico» que no se vocean. La que es verdaderam­ente «histórica» es la negativa del Gobierno de Madrid para declarar zona catastrófi­ca a la capital del Reino tras la nevada «histórica». Dice Marlaska que eso de «zona catastrófi­ca», por muy históricos que sean los daños, ha pasado a la Historia. Que ahora lo que se declara es «zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil». O sea, ¡la gallina! Aunque sea «histórica», como ni en la Comunidad ni en el Ayuntamien­to manda Sánchez, la nevada de Madrid, y los coches atrapados, y los trenes y aviones sin circular, no es una catástrofe para el Gobierno. Y lo digo, obviamente, con la intención de que el presente artículo proclame una verdad «histórica».

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