Una visita incómoda
Hay visitas agradables y visitas que generan desazón. No hay que ser un lince para atisbar que la que realizó José Luis Ábalos ayer a la sede del PSOE andaluz se encuadra más bien en la segunda modalidad. Según informó el partido, la entrevista del ministro de Fomento con Susana Díaz iba a versar sobre las infraestructuras en Andalucía, un argumento que supone de por sí una falta de respeto al Gobierno andaluz. En plena polémica por la paralización del túnel de la SE-40 y el desvío del dinero a una infraestructura similar del País Vasco, resulta una provocación que el ministro del ramo acuda a Sevilla para verse con la líder de la oposición, que no tiene ninguna competencia ni discrepancia al respecto, y no con la consejera del ramo, quien ayer mostró públicamente su enfado por el desplante. Da la impresión, no obstante, de que la explicación ofrecida por los portavoces de la sede de la calle San Vicente era económica con la verdad, por utilizar una expresión de la comedida clase política anglosajona. Dada la tormenta perfecta que se ha comenzado a desatar sobre la cabeza de Díaz, cabe interpretar que la visita de Ábalos era más bien en su calidad de secretario de Organización del PSOE federal, y que el tema de conversación versaría sobre el futuro político de la anfitriona antes que sobre las infraestructuras de la comunidad autónoma. Susana Díaz ha visto cortar las barbas de Iceta en Cataluña y a nadie extrañaría que Ábalos le regalase ayer una aljofaina para poner a remojar las propias. El PSOE de Pedro Sánchez le señala la puerta de salida a la expresidenta cada vez con más descaro y probablemente Ábalos ayer le daría detalles sobre cómo llegar a ella.