Flamenco indie de gran multinacional
SANACIÓN
Las carencias rítmicas se han convertido en recursos artísticos. La monotonía melódica y la simplicidad, la afinación de voz clara con dibujos repetitivos como único confín, el sonar igual por soleá que en una copla, seguirilla, nana o canción, el desnaturalizar lo propio en la postproducción en el estudio, ese tocarlo todo, esa forma de susurrar y estirar los tercios por alguna razón que me es ajena... Todo ello azota con fuerza a las músicas que orbitan alrededor del flamenco. Está de moda. La electrónica, lo urbano, la idea de tomar algo de lo jondo y mostrarlo en otro terreno, despojado de su estado primigenio y natural, con otro rostro. Renovado, dicen algunos; presa de un momento, quizá. La corriente, como siempre ocurre, se destilará y de ella quedará lo mejor, que vendrá para aportar. De momento, algo tendrá esta creación fronteriza de multinacional, más allá de lo musical, que gusta a quienes no les gusta la música.
María José Llergo, la cantante que ha grabado con Sony, surge dentro de este fenómeno. No podemos clasificarla únicamente como flamenca, pues se encuentra influenciada por otros estilos en la misma medida, como el downtempo. Si bien, sí emplea la etiqueta para diferenciarse en la industria. Ella es de Pozoblanco (Córdoba), su «Niña de las dunas» se ha convertido en un hit y tal vez le sigan más en el futuro. Compone, escribe, canta. De lejos, se asemeja a Rosalía hasta en el rojo de sus trajes y la valentía de las uñas. De cerca, también. Habrá que atender a su evolución. Si la dicta su arte, el tiempo, al que irremediablemente pertenecemos, o las efímeras modas. Que te alzan. Que te bajan. Que te olvidan.