ABC (Sevilla)

Pensionist­as y funcionari­os elevan su poder de compra al mayor ritmo desde 2009

Jubilados y empleados públicos se blindan ante la crisis con alzas del 0,9% y el 2%, respectiva­mente, frente al -0,3% que cayó la inflación en 2020

- JAVIER TAHIRI MADRID

as allá de la crisis, las nóminas de los doce millones de pensionist­as y empleados públicos se han blindado y no han perdido terreno frente a la inflación. No solo eso: en 2020 aumentaron su poder de compra a su mayor ritmo en once años, desde 2009. La razón es que frente a su evolución al alza durante el año pasado, el Índice de Precios al Consumo (IPC) marcó una variación del -0,3%, la primera vez que cierra en negativo desde 2016, según los datos que confirmó ayer el INE. Ello provocó que los empleados públicos, cuyos sueldos subieron un 2%, aumentaran su poder de compra en 2,3 puntos mientras que los pensionist­as, que recogieron del Gobierno un alza del 0,9%, lo incrementa­ron en 1,2. Si se hubieran ligado sus nóminas al IPC, el año se hubiera saldado con un recorte.

En ambos casos se trata del mayor incremento de su poder de compra desde 2009. Con el estallido de la bur

Mbuja inmobiliar­ia y la crisis que destruyó tres millones de puestos de trabajo en 2009, el consumo se desplomó y los precios siguieron la senda descendent­e del gasto de las familias. Más de una década más tarde ha ocurrido algo parecido aunque por causas distintas: la pandemia y los confinamie­ntos han congelado el gasto de los hogares, lo que explica esta corrección negativa de los precios.

Precisamen­te, justo ahora se cumple un año de que el Gobierno aprobara por decreto en Consejo de Ministros la subida salarial del 2% para los empleados públicos, cumpliendo lo incluido en el acuerdo para tres años firmado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2018, y el incremento del 0,9% de las pensiones. Todo ello justo antes de que estallara la pandemia y cambiaran por completo las perspectiv­as económicas de nuestro país. Ambas medidas supusieron un coste de 4.461 millones de euros para las arcas públicas.

Pero más allá de la crisis, el Ejecutivo ha decidido blindar a pensionist­as y empleados públicos, aprobando además subidas para este año del 0,9% para ambos, aun estando el IPC en ne

¿A quién beneficia que los precios caigan?

Beneficia a la competitiv­idad de la economía, que ya lleva más de dos años con menor aumento de precios que el conjunto de la Eurozona. También ayuda a los trabajador­es que tienen congelados sus sueldos, ya que les permite ganar poder adquisitiv­o.

¿Por qué suben las pensiones si el IPC baja?

La reforma de 2013 incluía el Índice de Revaloriza­ción que aseguraba al menos un alza del 0,5%, pero desde 2018 este instrument­o se ha dejado de utilizar y se ha intentado ligar las pensiones al IPC previsto, compensand­o cuando se ha quedado por debajo –como en 2018, cuando cerró una décima por encima de lo subido– pero no cuando la subida ha sido mayor que la inflación. gativo. Pese a las dos crisis, los pensionist­as solo han perdido poder adquisitiv­o en cuatro de los últimos once años, mientras que los empleados públicos lo han hecho en cinco. Para 2021 Funcas augura que la inflación arrojará un incremento medio del 1,2%, cifra que ha revisado al alza por el incremento del precio del petróleo las últimas semanas.

Mientras tanto el conjunto de los trabajador­es, al igual que ocurrió al principio de la anterior crisis, de momento también ganan poder de compra. Si bien aún no se sabe cómo evoluciona­ron los

Más que el IPC Los jubilados solo han perdido poder adquisitiv­o en cuatro de los once últimos años pese a las dos crisis

sueldos en el conjunto de 2020 –aún faltan los últimos datos del año–, la remuneraci­ón por asalariado de los tres primeros trimestres arroja un alza del 1,6%. En cuanto a los sueldos negociados por convenio, en diciembre la subida media fue del 1,89%.

«La remuneraci­ón por asalariado aumenta de manera cíclica en la economía española. Lo mismo sucedió en 2008 cuando se producía la mayor destrucció­n de empleo. Esto sucede por dos razones. La primera tiene que ver con un efecto composició­n: la mayor parte de la caída en la ocupación se centra en trabajador­es temporales, con salarios más bajos. Los que mantienen su puesto de trabajo normalment­e tienen salarios mayores. La segunda es la rigidez en la negociació­n colectiva que incorpora con retraso los cambios que se producen en la economía y mantiene subidas salariales en entornos particular­mente negativos», considera BBVA Research.

Daño empresaria­l

Esto crea un ecosistema especialme­nte dañino para los temporales, mayormente jóvenes, y las empresas. «En este contexto de debilidad de la demanda, los precios finales continúan cayendo al mismo tiempo que las empresas deben seguir asumiendo incremento­s de costes de producción, por lo que sus márgenes se están reduciendo intensamen­te», detalla CEOE.

Precisamen­te, la deuda de las empresas aumentó en 28.200 millones de euros hasta los 941.309 millones (un 82,1% del PIB) en septiembre frente a un año antes, mientras los hogares redujeron su pasivo en 7.512 millones hasta los 701.228 millones (61,2% del PIB), según publicó ayer el Banco de España.

«Las empresas son las que se han tenido que endeudar más ante los confinamie­ntos, recurriend­o a avales ICO y demás. Pero la deuda no subirá tanto, se dejará ver más en la morosidad este año. Mientras, las familias han podido ahorrar», reflexiona el director de Estudios Financiero­s de Funcas, Santiago Carbó.

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