Los «no presentados»
nistros se sitúan, directamente, en el «no presentado», según el PP. En esa calificación hay tres miembros del Gobierno de Sánchez e Iglesias. En primer lugar, Pedro Duque: «Lo único que se conoce de su ministerio es que su titular es astronauta». Otro «no presentado» a lo largo del primer año de Gobierno de coalición es Manuel Castells, el ministro de Universidades. En el PP se lo toman con cierta ironía: «Comenzó su etapa en el ministerio tomándose unos días libres por unos asuntos que tenía en Estados Unidos. Debe seguir allí todavía». El tercer «no presentado» es el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes. Los populares resumen sin piedad su gestión: «Nada se sabe de él».
En medio de este erial de Gobierno que describe la oposición, destaca la calificación de la ministra de Defensa, que sobresale de forma positiva por encima de todos sus compañeros. «Es la única ministra que ha defendido al Rey y a la institución monárquica de los ataques de sus socios de Gobierno», resaltan los populares en primer lugar. Además, el PP destaca de forma especial la actuación de la ministra a lo largo de esta semana tan complicada por Filomena, con una gestión, subrayan, que dejó al margen los colores políticos: «Puso a la UME a disposición de ayuntamientos y comunidades autónomas, con independencia del partido que gobernara».
En el PP ven a Robles plantando cara a otros miembros del Gobierno, como Fernando Grande-Marlaska, y ese es otro punto que tienen en cuenta en su valoración. Al ministro del Interior le dan un suspenso rotundo y recuerdan que, desde la época del socialista Luis Roldán, «nunca la Guardia Civil había vivido una crisis tan importante con las purgas que ha realizado en la Benemérita». Además destacan que la inmigración se ha desbordado en Canarias y ha fomentado los acercamientos de presos etarras a cárceles del País Vasco.
Vicepresidentas a la baja
Entre los vicepresidentes hay suspensos para todos. El peor, tal y como lo ven en Génova, es Iglesias. Pero las otras tres tampoco merecen una calificación mejor. De Carmen Calvo subrayan que ha ejercido «de vicepresidenta y ministra del Pasado». «En lugar de buscar la reconciliación como hicieron los padres de la Constitución del 78, se ha empeñado en trabajar por el enfrentamiento y la división», lamentan. El suspenso de Teresa Ribera (Transición Ecológica) se justifica en que «ha puesto en pie de guerra al sector del automóvil demonizando el diésel que utilizan 17 millones de usuarios y la factura de la luz se ha encarecido más de un 30 por ciento en plena ola de frío». Nadia Calviño (Economía) merece otro suspenso para el PP, pero aquí hay matices. «España presenta los peores datos económicos entre los países de nuestro entorno», subrayan para explicar su calificación. Pero en el PP hay quien destaca que también ha servido de freno a Iglesias. Y no es cosa menor.
A Salvador Illa lo suspenden por su «nefasta gestión» en la pandemia. A Arancha González Laya le reprochan que España «no pinta nada» en el exterior y a Juan Carlos Campo, que esté más preocupado por controlar el Poder Judicial que por llegar a un acuerdo para garantizar su independencia. Además, acusan al ministro de Justicia de haber extendido la alfombra roja para autorizar los indultos a los condenados por el 1-O.
Sobre Ábalos, el PP cree que su nombre está ya asociado para siempre al de Delcy Rodríguez. A Garzón lo ven «completamente prescindible» y el suspenso de Celaá se debe a una ley de Educación que consideran un ataque a la libertad educativa y al español.
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