ABC (Sevilla)

Éxodo de la Casa Blanca

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asesores y rangos medios, y hasta la jefa de gabinete de Melania Trump. El presidente se queda cada vez más solo y aislado. El procurador de la Casa Blanca, Pat Cipollone, le explica claramente que si no condena la violencia de forma categórica, queda expuesto a cargos penales. A las 19.00 Trump difunde un vídeo, leído, ante un atril, desde la sala de recepcione­s diplomátic­as de la Casa Blanca, en el que finalmente admite la victoria de Biden y anuncia que su prioridad es organizar un traspaso de poderes «pacífico y ordenado». Según filtran a los medios sus asesores, en minutos se arrepiente de haber grabado ese vídeo de tono conciliado­r. sea el único presidente en la historia sometido dos veces a la recusación del «impeachmen­t». Trump se niega, les prohíbe hablar de dimisión, cree que eso le hará pasar a la historia como un nuevo Richard Nixon, según revela CNN.

El Capitolio reprueba de nuevo a Trump, que no ha tenido a absolutame­nte nadie que lo defienda. Ni sus abogados ni sus portavoces han dado entrevista­s televisiva­s defendiend­o al presidente, que además se ve privado del altavoz de Twitter y sus 88 millones de seguidores.

En un giro amargo para Trump, diez republican­os se unen a los demócratas, incluida Liz Cheney, hija del ex vicepresid­ente George W. Bush. De los republican­os que votan en contra del «impeachmen­t», una mayoría emplea sus discursos para condenar de todos modos a Trump por sus acciones antes del saqueo. Ya nadie teme criticarle, cerrada como tiene su cuenta de Twitter, látigo de los díscolos.

El líder republican­o en el Senado, McConnell, no bloquea el «impeachmen­t» ni lo considera muerto de entrada. Con que 17 republican­os de 50 se sumen a los demócratas, Trump podría ser inhabilita­do en el Senado. No hay fecha definitiva para ese juicio, que comenzará ya entrada la semana próxima.

El presidente Donald Trump ya ha decidido y anunciado que no acudirá a la jura de Joe Biden, algo poco común pero no insólito en Estados Unidos. Ha sucedido unas pocas veces en el pasado. El presidente pide a sus últimos fieles que le organicen una despedida en helicópter­o y honores militares la mañana del miércoles 20 de enero, a medio caballo entre la Casa Blanca y la base militar de Andrews, en Maryland. Momentos después Biden jurará el cargo y la era Trump en Washington tocará a final. Al menos, de momento.

El último viernes de Administra­ción Trump, los últimos empleados que quedan en la Casa Blanca vacían sus cajones, se llevan sus enseres. Del Ala Oeste de la Casa Blanca va saliendo una procesión de funcionari­os salientes y familiares de estos cargados con bustos, cuadros, fotografía­s y hasta un faisán disecado.

Trump recibe sus últimas visitas. Su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner se mantienen cerca por si el presidente les necesita. Por la mañana llega un invitado muy especial. A Mike Lindell, un empresario que vende almohadas y es ferviente seguidor de Trump, se le ve entrar en las oficinas presidenci­ales con un papel en la mano en el que se puede leer: «Aplicar la ley marcial», entre otras cosas. Viene a explicar cómo Donald Trump todavía puede quedarse en el poder. Según él mismo admite luego, decepciona­do, el encuentro dura unos cinco minutos. El presidente le deriva a sus abogados, y aparece apagado, desinteres­ado, como si ya hubiera asumido su marcha.

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Nancy Pelosi muestra los artículos del «impeachmen­t» contra Trump
AFP Trump se despide tras un acto junto al muro en Álamo (Texas) Nancy Pelosi muestra los artículos del «impeachmen­t» contra Trump

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