«Harvard y Yale no serían universidades con el decreto Castells»
El rector de la Loyola dice que no les afectará porque cumplen todos los requisitos
Al rector de la Universidad Loyola Andalucía, Gabriel Pérez Alcalá, no le gusta el decreto de universidades de Manuel Castells. «Este decreto no va a afectar a la Loyola porque cumplimos todos los requisitos, incluso los más restrictivos respecto a la productividad del profesorado», dice.
—Parece que se ha hecho o en contra de determina- das universidades privadas que están centradas en la formación posgrado, por ejemplo, la IE University y las escuelas de negocios. Al limitar que los alumnos de master puedan suponer más del 50 por ciento del total de cualquier universidad parece querer limitar la cuota de mercado de las universidades privadas en este campo.
—¿De qué cuota estamos hablando?
—Las privadas tenemos el 18 por ciento de los títulos de posgrado frente al 5 ó 6 por ciento de los títulos de grado. Con este decreto Harvard, Yale, Columbia o Stanford no podrían ser consideradas universidades en España porque están muy especializadas en cursos superiores. Tampoco La Calle Tech de California o el Politécnico de Zurich.
—¿Es oportuno sacar un decreto de este tipo en este momento?
—Para mí no es mala idea sacar un decreto que dé un poco de orden a todas las universidades pero no ve los temas de cogobernanza, gestión de las universidades y calidad docente y de investigación. El procedimiento tampoco es correcto porque no se puede regular por decreto el ejercicio de la autonomía universitaria, que está en la parte de los Derechos Fundamentales de la Constitución. Haría falta una ley orgánica.
—¿En qué afecta a la autonomía universitaria?
—Por ejemplo, en el porcentaje de recursos que las universidades deben dedicar a la investigación. Podría admitir que se fijara un mínimo de publicacionesblicaciones pepero no creo que sea admisiblemisible cómo conseguirlo, en qué y cómo có invertimos nuestros tr recursos.
— ¿Es una pulsión de este es Gobierno querer regularlo gu todo?
—Ese interés por controlalar las universidades es propio de todos los Gobiernos. Eso se debe a que falta en España de una tradición liberal. Sólo hemos tenido conservadores y progresistas que han quitado ese espacio de libertad. Quizá por la pandemia observamos que este Gobierno está cediendo más a esa pulsión de limitar determinados derechos constitucionales.
—¿A qué países deberíamos parecernos y no nos parecemos, en su opinión?
—A Alemania, que tiene muy bien delimitadas las competencias de las universidades, quizá por la experiencia de los nazis, que destrozaron uno de los mejores sistemas universitarios del mundo. Destacaría tambien a Estados Unidos y al Reino Unido, que hasta los años 60 no tenía siquiera agencia de acreditación.
—Sostiene que en España sobran universidades y que hay algunas que son «muy malas». ¿Este decreto se las puede llevar por delante?
—No. Habría un tiempo de adaptación de cinco años. Además, hay muchas maneras de cumplir los requisitos. Es una oportunidad perdida porque en vez de este decreto se podría modificar la ley de orgánica y aprovechar para mejorar la calidad universitaria en España.
—¿Ve alguna similitud entre este decreto de universidades y la Ley Celaá?
—Se puede decir que ambas vulneran la democracia deliberativa. Y la ley Celaá sigue adoleciendo de los mismos problemas que las leyes anteriores, que no hablan de la calidad educativa. Hacen los debates en clases de religión y centros concertados o la lengua vehicular pero no se habla de lo qué es la educación y los criterios generales para mejorar la calidad educativa. Tampoco resuelve el problema de la rotación de los profesores o la enseñanza de inglés, comunicación o espíritu crítico, elementales para el siglo XXI.
—Se han hecho siete leyes educativas en una década.
—En Alemania durante el siglo XX se ha modificado más la Cosntitución que las leyes educativas. Para ellos la educación es una cuestión de Estado Los españoles llevamos metidos en el bucle de religión sí, religión no, desde hace más de un siglo porque se trata de manipular a la gente, a través de la educación, para ganar los votos de las siguientes elecciones.
—¿Que consecuencias tiene que se prefiere formar futuros votantes en lugar de ciudadanos?
—La baja calidad educativa. Mientras no rompamos ese circulo no saldremos de ese bucle. En Alemania, Holanda, Francia, Suecia, Finlandia o Estados Unidos tienen leyes educativas muy consensuadas y liberales.
«La baja calidad educativa es la consecuencia de querer formar votantes, no ciudadanos»