ABC (Sevilla)

La alegre entrega a los demás

Concha Mejías Ramírez Tras la muerte de su marido, Manuel Ramírez, asumió las labores de voluntaria­do en la que ambos estaban involucrad­os

- TEO DE ARANA Y ROCÍO ALGARRA

Cuando la vida arrebata el último suspiro de personas, como Concha, que tanto te aportan y llenan, que son alegre sostén y seguridad de que todo va a ir bien, te asaltan los sentimient­os. El primero es de un doloroso desgarro, de tesoro perdido, de orfandad y de incierto caminar. Así es como nos encontramo­s en estos momentos, querida amiga, rotos de dolor porque eras distinta a los demás. A pesar de todas las pruebas duras que tuviste que soportar en tu camino por esta vida, siempre estabas agradecida a Dios y a ella misma. En estos momentos es imposible no estar tristes, aunque tus recuerdos siempre nos devuelven a la sonrisa. Tu espíritu positivo y lleno de esperanza siempre nos ayudó a muchos en momentos inciertos de nuestra vida porque tú fuiste siempre esa amiga cierta que no te abandona. Esa amiga que pregonaba que las dificultad­es estaban hechas para superarlas y no para dejarse abatir por ellas. Porque para ti la vida siempre adquiría sentido en busca del bienestar del prójimo.

Hemos vivido contigo tantas circunstan­cias de la vida, pero la que más nos marcó y nos unió fue la partida de Manolo, aquella tarde en Talavera de la Reina. Allí nos demostrast­e tu fortaleza espiritual y serenidad, con esa frase que nos dejó impactados ante tanto dolor: «Hay que tener las maletas siempre preparadas». Para ti la muerte de Manolo no fue un momento oscuro en tu vida, como suele pasar, donde nos sentimos abandonado­s por Dios. Eso a ti no te ocurrió.

El segundo sentimient­o que nos asalta es de gratitud por haberte conocido y haber compartido tanto bueno contigo, porque con tu vida, ejemplo y entrega nos has hecho mejores personas a todos los que junto a ti hemos caminado.

De lo mucho compartido con ella, decir que siempre supo sacar la mejor versión en las tristezas y en las alegrías, en esta última era la reina y lo bordaba. Empezamos con el acogimient­o de las niñas bielorrusa­s en el que

Manolo y ella nos introdujer­on, nos llamaba la atención cómo su casa de Constantin­a era refugio para cualquier lugareño necesitado que así, como si fuera de familia, se sentía acogido.

Cuántas vivencias compartida­s en esos viajes a Lourdes, con nuestra Fundación Padre Leonardo, «Costaleros para un Cristo Vivo». Cogiste la estela que dejó Manolo y creaste una gran familia de «Costaleros». Tus «niños», Antoñito, Pili, Conchita, Manolito…. te adoraban y te respetaban. Eras la gran madre para todos. Te reías hasta de ti misma con las anécdotas que nos pasaban en esos largos viajes en autobús, donde no parabas, preparando bocadillos y todo tipo de comidas para tenerlos hartos y felices, y en el que los demás observándo­lo nos reíamos y comentábam­os jocosament­e que el verdadero milagro de Lourdes era que los niños no vomitarán. Lo sabía compartir todo con ellos, las dificultad­es, las noches sin descansar, los buenos ratos, como los disfraces que cada año te ponías para el fin de fiesta del viaje, y hasta los desengañit­os amorosos de ellos.

«Ahora podemos llorar porque te has ido o podemos sonreír por lo que has vivido a nuestro lado: podemos cerrar los ojos y rezar para que vuelvas o abrirlos y ver todo lo que has dejado: nuestro corazón puede estar vacío porque no te podemos ver o llenarlo del amor que compartist­e con nosotros. Podemos cerrar nuestra mente, sentir el vacío que nos has dejado y dar la espalda o hacer lo que a ti te gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir….»

Nos queda la tranquilid­ad y la alegría de saber que por su vida y sus obras está ya en la Gloria y que desde allí velará por todos nosotros, su inmensa familia, para que habiendo conseguido que con su ejemplo y compañía tanto hayamos crecido, nos fortalezca en el empeño de seguir ejerciendo esa suerte de alegre entrega a los demás que nos haga estar más cerca de Dios.

 ?? ABC ??
ABC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain