El abrazo del Betis
Dos asistencias de Fekir al bigoleador Canales le sirven a los de Pellegrini para darle la vuelta al marcador ante el Celta y situarse octavos en la tabla
10 3 1 1 129 55 16 58%
Fekir. Paró el tiempo tras la internada de Lainez y supo a quién dársela para el 1-1 con la derecha de Canales. Y luego robó al entretenido Denis Suárez para armar un contragolpe letal con asistencia de velocidad y precisión justas y que el cántabro de nuevo batiera a Rubén Blanco. Dos goles con historia similar y una culminación en forma de abrazo que sintetiza la unión que tanto han demandado desde un vestuario. Y acabaron los dos sobre el terreno de juego defendiendo la renta obtenida, mordiendo para que los puntos se quedaran en casa, sacando las uñas para decirle al rival que el Betis de este año va en serio y quiere meterse en Europa y quién sabe si algo más. Porque con Canales y Fekir a los mandos todo está bajo control.
Pero ese apretujón se veía muy lejos tras el arranque decepcionante del Betis, superado por un Celta alegre, de toque fácil y dinámico. Llegadas continuas, un tiro al poste y el gol de Santi Mina. Caras de preocupación y de falta de respuestas en las líneas verdiblancas. Pero el tanto produjo un efecto perjudicial para el autor y beneficioso para la víctima. Despertó al Betis y relajó a un Celta que no siguió la misma línea de presión alta y circulación veloz. Se conformó con el 0-1, como si no se lo creyese. Y dejó al Betis maniobrar. Lo hizo por la derecha con un Lainez valiente, que le mete miedo a todos sus oponentes. Marcó pronto Canales y todos se estabilizaron. La serenidad le vino bien al Betis para presionar con mayor cabeza arriba, allí donde el Celta tiene más problemas. Enorme el trabajo de Loren y de Fekir en ese cierre de líneas de pase a los centrales. Un robo, asistencia y el 2-1. En la segunda parte no iba a pasar realmente mucho. Gracias al Betis. Supo juntar líneas y ni se acercó al tercero ni el Celta, al empate. Y si se asomaba, como en una internada de Baeza, ahí estuvo Joel Robles. Guido pidió el cambio, como antes lo hizo Aitor, y Pellegrini fue sacando jugadores de refresco para achicar balones y mantener a los gallegos lejos del área propia. Sufrió, claro, como le pasa a todos los equipos este año en una liga tan pareja, pero como lo importante es el final volvió el abrazo para festejar que los tres puntos se quedan en Heliópolis.