En «estado de shock» a la espera del nuevo Jemad
En lo que sí coincidió Bal con PP y Vox es en investigar lo sucedido en el Emad para corroborar si existía o no una orden «directa y concreta» de alguien del Ministerio de Defensa para el protocolo seguido en las Fuerzas Armadas, como aseguraban diversas fuentes militares citadas ayer por este periódico. «Exigiremos la comparecencia de las autoridades de responsables del Ministerio de Defensa para que expliquen si esos criterios en la vacunación han sido quebrantados por órdenes expresas y concretas de algún miembro del Ministerio de Defensa», anunció el diputado de Cs.
El Consejo de Ministros de hoy se dispone a intentar cerrar una de las crisis internas «más evitables» de los últimos años en las Fuerzas Armadas con el nombramiento de un nuevo jefe de Estado Mayor de la Defensa ( Jemad). Será el tercer jefe de la cúpula militar en dos años y medio con Pedro Sánchez en La Moncloa. Antes le precedieron el general del Ejército de Tierra Fernando Alejandre –lo mantuvo la ministra Margarita Robles tras la moción de censura de junio de 2018 hasta que se formó Gobierno, tras la convocatoria de dos elecciones, en enero de 2020– y el general del Aire Miguel Ángel Villarroya, quien dimitió el sábado tras una polémica vacunación contra el Covid-19 en el Estado Mayor de la Defensa (Emad).
Vacunación
El protocolo de vacunación en el Emad contaba con el marco de una «Estrategia de Vacunación» emitida el 5 de enero por la Inspección General de Sanidad de la Defensa (Igesandef), dependiente de la Subsecretaría de Defensa. El documento fue revelado ayer por ABC y contenía un apartado con seis grupos diana para la vacunación.
Entre ellos, el quinto disponía la vacunación de «personal de las Unidades que a criterio del Mando sea considerado como crítico ( Jefes de Unidad, tripulaciones aéreas, etc)».
Además se procedió a la vacunación tras recibir una instrucción por email el día 13 de enero por parte de la Igesandef. Es en este contexto donde se encuadra la vacunación del general Villarroya y otros 300 militares bajo el organigrama del Emad y pertenecientes al Mando de Operaciones, el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, el Mando Conjunto del Ciberespacio, el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional y el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid).
Se trata de cinco mandos críticos para la Defensa Nacional, y donde imperaba la necesidad de garantizar la cadena de mando y, también, la vacunación de personal que saliera a operaciones y/o en posiciones de relieve para la defensa nacional. «Cumplíamos órdenes», insiste una fuente conocedora del protocolo de vacunación.
En un sector de las Fuerzas Armadas –«en estado de shock», según define otra fuente consultada– se tiene la sensación de que «esta crisis de las vacunas era evitable» si con anterioridad a la vacunación, iniciada el martes 19, «se hubiera informado y explicado al conjunto de la sociedad cómo, dónde, qué prioridades y con qué objetivo se iba a llevar a cabo la vacunación en las Fuerzas Armadas: Emad, Ejército de Tierra, Armada, Ejército del Aire, Unidad Militar de Emergencias, Guardia Real y personal del Ministerio de Defensa».
Porque la realidad es que el Ministerio de Defensa, a través de la Igesandef, tenía un plan propio de vacunación, al margen del resto de la sociedad, por la propia idiosincrasia de la actividad militar. Como sucede en otros países.
«Y también fue evitable la crisis porque no se supieron detectar las señales que se transmitieron tras las vacunaciones de alcaldes o del consejero en la Región de Murcia que desataron la polémica en el conjunto de la sociedad, pese a que los casos no tienen nada que ver. Había un caldo de cultivo propicio», explican.
Ahora, en el seno de las Fuerzas Armadas se espera que la designación del nuevo Jemad calme las aguas esta semana. La dimisión del general Villarroya, quien tan destacable y positivo papel tuvo en lo peor de la pandemia comunicando y liderando a las Fuerzas Armadas en un momento de incertidumbre, no ha tenido hasta ahora precedentes desde que se creara el puesto de Jemad en 1984. Aún resta conocer si el Gobierno respetará el turno que el Ejército del Aire ostentaba –aún le quedaban tres años al general Villarroya–, una opción probable.
Otros relevos
A este relevo inesperado del Jemad, la ministra Robles también tiene en el horizonte cercano el cambio del resto de la cúpula militar: jefe de Tierra, almirante jefe de la Armada y el jefe de Aire. Son los conocidos como «Jemes» de los ejércitos. Los actuales –Javier Varela, Teodoro López Calderón y Javier Salto– cumplen cuatro años de mando el 1 de abril. Los tres fueron heredados por Robles del anterior Ejecutivo y ratificados como símbolo de que la Defensa es una política de Estado.
Las Fuerzas Armadas esperan dar por zanjada la crisis de las vacunas con la designación hoy de un nuevo jefe de Estado Mayor de la Defensa, el tercero en dos años y medio