La ciudad deportiva cumple 50 años
El club otorgó escritura pública de los terrenos de la carretera de Utrera el 26 de enero de 1971
Jugadores que intervienen
(x) Número de veces
Sergi Gómez (7) Rakitic (7) Acuña (5) Koundé (5) Jordán (3) Bono (3) Gudelj (2) Navas (2) Munir (1) Suso (1)
De Jong (1)
Duración de la jugada:
2 minutos y 30 segundos
Minuto 32
2-0
su mejor momento, o al siempre incisivo Ocampos. Además, su visión puede ser una mina de balones al espacio para el veloz En-Nesyri. Sin duda, con el Papu, repetir golazos como el del miércoles ante el Valencia es mucho más factible.
Por supuesto que no había nacido todavía Jesús Navas, emblema del equipo actual cuyo nombre campea en la grada del estadio. Hace justo medio siglo que el Sevilla FC puso en marcha la operación de la ciudad deportiva, en la autopista de la Universidad Laboral, a 850 metros de la carretera de Su Eminencia, como puntillosamente recogía la crónica de aquel día.
«La noticia ha saltado con la fuerza de lo que se gesta con carácter definitivo. El sevillismo está de enhorabuena. Algo que aleteaba en el ambiente es una gran realidad. Anoche lo dio a conocer el presidente del club blanco, con esa naturalidad que ponen siempre los que saben luchar con ilusión, seguros de la victoria». Era el arranque de la crónica sin firma del periódico del jueves 28 de enero de 1971 en que se daba cuenta de todos los pormenores de la operación sin ahorrar elogios para José Ramón Cisneros Palacios, presidente entonces de la entidad a cuya memoria se rotularon las instalaciones de la ciudad deportiva.
Dos días antes, el presidente Cisneros había comunicado a la junta directiva la adquisición de quince hectáreas de terreno y una opción de compra sobre otras diez en la hacienda de Villanueva del Pítamo, al otro lado del cauce nuevo del Guadaira. El club formalizó la compra ante el notario Ángel Olavarría Téllez, que tenía su despacho en la calle Rioja.
El día 27 de enero, se puso en conocimiento de la junta económica del club en una reunión que se celebró en el hotel Luz, de la calle Martín Villa, en plena plaza de la Campana, más tarde reconvertido en edificio de apartamentos. En todo momento, la visión de futuro dominó la alocución recogida en ABC: «Yo no me canso hoy de pensar que el dinero que el Sevilla se gasta en preparadores de escalafones inferiores del club es un dinero perfectamente rentable. Os puedo asegurar, con orgullo, de que existen en la actualidad en las escalas inferiores del Sevilla cuarenta jugadores con grandes posibilidades de ser figuras del fútbol español. Si de esos cuarenta jugadores, y hablo con optimismo, consigo sólo cuatro, la inversión es verdaderamente fabulosa…».
Arriba, junta de compromisarios del 20 de julio de 1971 y, a la izquierda, visita al estadio sin terminar en julio de ese mismo año
«La ubicación es estupenda para lo que pretende el Sevilla, que es la construcción de campos de fútbol, juveniles y aficionados. Después de sopesar todo lo que existe en el mercado, creo que en Sevilla faltan instalaciones para conseguir que de la cantidad salga calidad», dijo Cisneros a los sevillistas con una clarividencia ciertamente impresionante que anticipa la labor del Barça de Guardiola con la Masía: «Si nosotros conseguimos dentro de esta ciudad deportiva unir esos tres campos de fútbol que realizaremos urgentemente, conseguiremos, en primer lugar, establecer para el Sevilla un sistema o estilo de juego que va a dirigir el primer entrenador de su equipo, pero que van a seguir todos los entrenadores auxiliares, porque dentro de la proyección actual del fútbol no se puede pretender que a un futbolista con veinte años haya que enseñarle su cometido».
El presidente del club anunció en esa misma junta económica de la entidad un concurso de ideas sobre la ciudad deportiva entre los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Sevilla que luego un arquitecto colegiado tendría en cuenta a la hora de ejecutar el proyecto.
Pero no fue el único anuncio en aquella jornada del 27 de enero de hace cincuenta años: el presidente Cisneros Palacios comunicó al senado del sevillismo representado en la junta económica que se habían ultimado los proyectos para la terminación del estadio: «los proyectos son dos. No son contrarios, sino complementarios. Uno, del cerramiento total y el complementario de exorno y adecentamiento del estadio». El máximo dirigente del club vaticinaba que las obras comenzarían de inmediato «porque para ello contamos con el cariño, con la cooperación y la comprensión de la Delegación Nacional de Deportes».
Un último asunto centró aquella histórica sesión de los compromisarios del Sevilla: «En la junta directiva de ayer se ha conferido a nuestro técnico dentro de la directiva, [el arquitecto] don Antonio Delgado Roig, para que esta operación de ultimación del local social del Sevilla sea inminente». Las obras de albañilería se habían concluido en la casa de la calle Harinas que durante dos décadas acogió los servicios administrativos «propios del club grande que es el Sevilla».
La doble página de en la que se daba cuenta de tales noticias se completaba con la crónica de dos partidos de liga de Segunda División aplazados que traen ecos inconfundibles de otra época en el fútbol español: Rayo Vallecano-Moscardó y Calvo Sotelo-Villarreal.
Fueron 150.000 metros cuadrados, ampliables a 250.000