Centro M11
nalizarse en los años ochenta y noventa, con exposiciones individuales en países como Portugal, Marruecos, Colombia, Suecia, EE. UU.... Un hito en su trayectoria será la antológica, con más de medio centenar de piezas, que acogió en 2003 el Museo de Arte de Rumanía, en Bucarest, que inauguraron los entonces Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía.
Entre las iniciativas frustradas que trató de poner en marcha en Sevilla en los años 90 está un museo de arte abstracto en el antiguo Cuartel del Carmen, donde se llegó a exponer la obra de Julian Schnabel y que contaba con el apoyo del crítico de arte estadounidense Diego Cortés, pero que no tuvo el apoyo de la Junta de Andalucía.
Quizás por experiencias como esa, cuando ingresó en Santa Isabel de Hungría, se lamentó de que «siempre me he topado en este país con una cultura politizada y condicionada a una determinada ideología, resultante de un arte subvencionado y con unos convencionalismos sociales de lo que debe ser un pintor».
Sus cuadros forman parte de las colecciones del Banco de España, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, el Museo de Arte Contemporáneo de Tenerife, el Museo de Cadaqués, el Museo Vázquez Díaz, la Colección Olivetti, la Fundación Cajasol, Colección BBVA y el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano de Valladolid, entre otras instituciones.
Tras la muerte de Manuel Salinas, será su obra la que hable por sí sola, algo que el pintor siempre reivindicó, como dijo en su discurso de ingreso como académico: «Pintar es un trabajo duro, todo pintor pinta siempre el mismo cuadro. Un cuadro, que es como una firma, tiene que hablar por sí solo, sin explicaciones, sin ideas preconcebidas, sin títulos añadidos. Un pintor que explica su cuadro lo debilita, creando confusión al espectador».
Salinas estuvo vinculado a este grupo, de gran importancia en la escena artística de los años 70