El Madrid, con diez y sin nadie al volante
Derrota contra el Levante que aleja a los blancos de LaLiga. Se quedó muy pronto con un jugador menos y no hubo respuesta desde el banquillo
Tras la Supercopa y la Copa del Rey, es difícil sostener que el Madrid no ha perdido también la Liga. Como ahora no se dice once, igual que no se dice menú, diremos que la propuesta de Bettoni/Zidane consistía, salvo dos novedades por las bajas, en lentejas; las gloriosas lentejas de siempre.
Las bajas se habían concentrado en un punto concreto donde no tardó en cebarse el partido. El Levante buscaba balones largos y en uno de ellos, Sergio León le ganó a los centrales del Madrid y fue derribado por Militao, declarado último hombre por el VAR, que entró de oficio. La amarilla se convirtió en roja y el Madrid pasó a jugar con diez, cosa que al principio pareció poder llevar con dignidad. Muy pronto Asensio marcó un gol al contragolpe tras un buen pase de Kroos.
Iba a entrar el joven Chust, pero Bettoni reculó y retrasó a Casemiro, que ampliaba aún más el rango de su influencia.
Al principio pareció funcionar, el Madrid mandaba y la concienciación general redundaba en disciplina. Se protegían mucho atrás y eso daba espacios para el contragolpe.
Parecía que podía cumplirse lo de Helenio Herrera, mejor con diez que con once, pero las cosas comenzaron a cambiar. En el 25, Courtois le hizo ya un paradón a Roger. El partido mutaba por la colocación del Madrid. Al retrasarse Casemiro, en el medio quedaban Modric y Kroos, solos, salvo que consideremos centrocampista a Hazard, algo que sería imprudente viendo su desempeño defensivo.
Aún hubo en el 27 una ocasión del Madrid: un pase muy largo de Casemiro con destino a Asensio, que no pudo rematar con una media vuelta a la altura de su control. Todo lo había hecho el Madrid a la contra, pero se fue quedando encajonado. El repliegue comenzó a parecer sumisión; la media, un cráter con la forma de Casemiro; y las distancias larguísimas.
El encajonamiento acabó en gol del Levante, un balón de Miramón que Morales remató recién botado. Un gran gol. Morales y el Levante son ahora como Lewandowski y el Bayern para el Madrid.
Su problema no era ya defensivo, sino haber perdido el rastro a la pelota. Tampoco había contras ya. ¿Quién las haría? Renunciar a la velocidad de Vinicius parece incomprensible. Bettoni no rehízo la defensa del Madrid, quizás por dudas sobre Chust, ni tocó una
Courtois Odriozola Varane Militao Mendy Casemiro Modric Kroos Asensio (82) Hazard (60) Benzema (82)
Vinicius (60) Arribas (82) Mariano (82)
GOLES m.13: Asensio;
EL ÁRBITRO m.32: Morales; m.78: Roger.
(Comité Catalán). Amonestó a Casemiro, Malsa y Melero con amarilla y a Militao con roja directa.
Tras la expulsión de Militao, se retrasó a Casemiro a la posición de central, debilitando así el mediocampo
delantera de demasiados galones, y el problema lo pagó el mediocampo, raquítico y viejo en un 4-2-3.
Al volver del descanso, Modric estuvo más activo y dio algunos pases excelentes con su característico efecto exterior, órdenes que alejaban y abrían el juego, expandiéndolo, como un rey español mandando expediciones a los confines del mundo. Uno de esos pases acabó en ocasión de Benzema. No hubo mucho más.
En el 60, media hora después de que fuera evidente, entró Vinicius por Hazard, que lleva desde 2019 sin jugar un partido completo.
Del penalti al gol
Nada más entrar, hizo una falta que el VAR volvió a redefinir como penalti. Muy justo en el sentido de muy apretado. Lo tiró Roger y Courtois (por tercera vez) volvió a ganarle con una parada colosal. El penalti fue muy protestado por la grada. Por Ramos, fundamentalmente. Hace de central, de capitán, de goleador, de prolongación táctica, y hasta de público. Era un penalti para una moviola infinita, que es a lo que parece está condenado el Madrid «por ser quien es». La parada de Courtois dio vida a su equipo, que no juego. Vinicius por la derecha era poca novedad. Había un paso exhausto y además pasividades poco comprensibles: el Levante convirtió un saque de esquina en todo un ensayo de estrategia con pase, tuya, mía y centro final al área que Roger remató desquitándose entre jugadores blancos hechos cono.
Los cambios, Arribas y Mariano, ya entrarían tarde. Estaba Bettoni en la banda, pero el influjo de Zidane era innegable, la autoría intelectual de esos cambios y de todo lo demás.
Se dirá que el Madrid jugó con diez, pero no hubo reacciones, transformaciones, imaginación. El Madrid tiene menos posiciones que un futbolín.
No fue nuevo el cansancio de los veteranos, la invisibilidad de Hazard y Benzema o la falta de iniciativa con los cambios. Lo nuevo y llamativo fue la incapacidad para reestructurar el equipo con diez. Darle una forma, darle al menos un chisporroteo. El gran reseteo tendría que ser el del Madrid.