ABC (Sevilla)

«Si no es por el Guadalquiv­ir no se construye la Catedral de Sevilla»

Medievalis­ta, profesor jubilado de la Hispalense, autor de imprescind­ibles artículos y libros sobre la materia y académico, participa con dos capítulos en el libro colectivo «Sevilla. Historia de su forma. Dos mil años de una ciudad excepciona­l» (Fundació

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–Imagino que sin el río la historia de e Sevilla sería otra…

–Somos, fundamenta­lmente, el río. Y sin él nuestra historia sería otra total- mente distinta.

–¿Qué entró y que salió por el río para a ser tan determinan­te?

–Metales preciosos, cobre y productos s agrícolas. Y entraron paños ingleses, s, especias del Próximo Oriente, oro afri- cano, artículos de lujo oriental, hierro o cantábrico. Y, además, ideas, costum- bres, cultura en general. Si no es por r el río, no se construye la Catedral. El río abarató el coste del traslado de la a piedra de las canteras de Jerez.

–¿Hasta dónde llegaban los produc- tos de los mercaderes locales?

–Hasta Grecia, Creta, norte de África, a, el Báltico, Países Bajos e Inglaterra.

–Lejos de que ese comercio menguaara en el Medievo siguió su pujanza a para construir la ciudad islámica y la castellana.

–El río desde el siglo IX antes de Cris- to hasta el siglo XX, al menos, es la a base del desarrollo de la ciudad.

–Sin embargo, existe un cliché oscurantis­ta que acusa a la Edad Media de ser un periodo de hambre, pestes y pobreza.

–Es una verdad a medias. De los primeros siglos de la Edad Media hay poca informació­n. Pero a partir del siglo X es un periodo de expansión económica, intelectua­l, artística.

–¿Sevilla vivió y creció bien en esos siglos?

–Datos documentad­os informan que a partir de los siglos X y XI, Sevilla entra en una fase de crecimient­o que, con altibajos llega hasta el XVII, gracias sin dudas al papel del río como o vía de comercio.

–Fuimos turdetanos, romanos, islámicos y castellano­s, ¿cuándo nace el sevillano?

–El sevillano nace a partir de 1248 y la integració­n de la ciudad en la Corona de Castilla. Previament­e había sido otra cosa.

–Ciertas interpreta­ciones sostienen que Castilla solo trajo guerreros y fundamenta­listas cristianos.

–Aparte de guerreros llegaron ideas, formas de entender la vida, arte, otra cultura, universida­des, el gótico, catedrales y otra manera de entender la ciudad.

–¿El proto capitalism­o también entró por el río y en naves castellana­s?

–Cuando Sevilla es conquistad­a, en Europa está en pleno apogeo la economía de mercado. El río favoreció el auge de esa actividad en Sevilla y la conviertet­e en la primera ciudad de la corona

castellana.

–¿Es real el aserto de la Sevilla de las tres culturas o una cultura y tres religiones?

–Hay tres culturas y tres religiones. Lo que importa es que hay una cultura c y una religión dominante queq es la que da sentido a la forma ded entender la vida en Sevilla.

– Hay momentos que esas tres culturast chocan y provocan conflictos­t sociales de envergadur­a, como sucedes hoy en EE. UU. o Francia. – Efectivame­nte. Entre esos tres mundos,m cristiano, hebreo y musulmán,m hay una cierta convivenci­a quequ se rompe con conflictos entre la mayoría y la minoría.

–¿Por qué se culpa a los judíos de casica todos los males?

–NoN solo se les culpa aquí. En un fenómenonó general. Hay factores religiosos,gio políticos, socioeconó­micos quequ rompen en acciones violentas. La represión de 1391 acabó con el barriorrio judío sevillano.

–El mudéjar, a diferencia del hebreo, pertenecep­er a un perfil bajo socialment­eme hablando. Pero de sus manos salieronsa­li las maravillas del Alcázar. –LoLos mudéjares fueron, sobre todo, artesanosa­rte de la construcci­ón: alarifes,fes, albañiles, yeseros, carpintero­s. Y trabajaron­trab tanto en el mantenimie­ntoto delde Alcázar como en otras obras públicasbl­ica de Sevilla.

–¿SonSo esos mudéjares los que restauran,ran, por ejemplo, las murallas de la ciudad,ciud según nos contaba Ramón Carande? Cara

–EfeEfectiv­amente, no solo las murallas, sino que también interviene­n en las obrasobra de los caños de Carmona. Como cosa curiosa, en las cuentas de obras, aparecen además de los mudéjares, mano de obra femenina como peón.

–Arriba le mentaba las epidemias. Los confinamie­ntos no son nuevos.

–Uno de los mecanismos para evitar el contagio era el aislamient­o. Se aislaba al enfermo y el sano procuraba no contagiars­e. Se cerraban las puertas de la ciudad, se vigilaban los caminos y se hacían rogativas públicas para invocar la intervenci­ón divina. Algo muchas veces contraprod­ucente porque multiplica­ba los contagios.

–Señáleme un edificio medieval que encierre aquel espíritu pujante

–La Catedral como símbolo de emprendimi­ento.

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