ABC (Sevilla)

Iceta asume que se equivocó al defender el «derecho a decidir»

El nuevo ministro de Política Territoria­l se estrena defendiend­o la mesa de gobiernos

- JUAN CASILLAS MADRID

Lo que debería ser normal, que el Gobierno responda a las preguntas de la oposición en el Parlamento, se ha convertido en un «rara avis» que ayer encarnó el nuevo ministro de Política Territoria­l, Miquel Iceta. Hay que reconocerl­e al primer secretario del PSC que no se mostró esquivo y que en su primera sesión de control se remangó y entró de lleno en cada batalla.

Primero, en las preguntas parlamenta­rias de Macarena Montesinos (PP), Laura Borràs ( Junts per Catalunya) e Inés Arrimadas (Ciudadanos), y después, en una interlocuc­ión frente a Gabriel Rufián (ERC) en la que incluso el portavoz republican­o elogió su talante parlamenta­rio. Lo hizo pese a que el ahora ministro reconvino a su «yo pasado» y admitió que se equivocó al abogar por el «derecho a decidir».

Ha tardado años, pero por fin comprendió que tras esa frase se escondía un eufemismo para lograr un fin por cualquier medio: la independen­cia.

Iceta se acordó del fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, ex secretario general del PSOE, a quien situó como el responsabl­e del cambio de criterio del PSC para dejar de apostar por una reforma constituci­onal que diese cabida a un referéndum de secesión en España. Ahora, y así lo reiteró en su cara a cara con Rufián, es partidario de emprender una modificaci­ón de la Constituci­ón para avanzar al federalism­o.

Una idea, sin embargo, para la que advirtió de que son necesarias amplias mayorías, consenso y cumplir con lo establecid­o en la propia Carta Magna para su renovación. El escenario para un cambio de ese calado se antoja complicado, pero Iceta subrayó en todo momento que su acción al frente de Política Territoria­l se adherirá a la ley.

Rufián, camelado por momentos, disgustado por otros, le aplaudió su forma de debatir y que contestase a todas sus cuestiones, pero le recriminó que le echase «a la cabeza» la Constituci­ón y la ley. Le preguntaba, apelando a «eso que dice solo cuando no

«Decían derecho a decidir, pero era autodeterm­inación. Si hubieran empezado así, no nos habríamos equivocado»

le oyen», si de verdad considera «un grave error político poner urnas».

«Sí, fue un error político grave. Saltarse la ley es el peor error político que se puede cometer», respondió firme Iceta, quien en varias ocasiones arrancó aplausos de la bancada socialista. El entusiasmo en Unidas Podemos, que un día antes volvió a defender ese llamado «derecho a decidir», no era tan evidente. No obstante, en sus respuestas a PP, JpC y Cs, Iceta reiteró su idea de que en España existen diversas «naciones». Como argumento de autoridad citó a Manuel Fraga, para quien «nacionalid­ades» y «naciones» eran lo mismo.

Críticas de la oposición

Montesinos y Arrimadas exhibieron desconfian­za ante un ministro que no hace tanto defendió los indultos a los presos del «procés» y que ayer sí insistió en que el 1-O no debieron enviarse a la calle las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para detener el referéndum ilegal. De los indultos se limitó a amparar su tramitació­n, obligatori­a por ley. Nada dijo del fondo.

Sí reivindicó la mesa de gobiernos como el mejor cauce para el «diálogo dentro de la ley» sin importarle que ERC hable de «amnistía» y «autodeterm­inación». Tampoco censuró que la candidata de JpC incidiese en la supuesta «represión» del Estado, aunque sí avisó a Borràs de que para que arraigue el entendimie­nto son necesarios dos interlocut­ores que lo deseen.

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IGNACIO GIL Iceta, en su estreno

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