Una red aprovechó una modalidad del pago con tarjeta para defraudar 12 millones
La operación, de la Policía y el Servicio Secreto de EE.UU., hace que se revise el sistema de preautorización
La Policía y el Servicio Secreto de Estados Unidos han necesitado dos años de investigación para desarticular una organización dedicada al fraude con tarjetas bancarias que operaba desde un hotel de Cáceres. Se trata de la mayor operación de este tipo hecha hasta ahora: el perjuicio supera los doce millones de euros, hay 105 detenidos en España, Austria, Reino Unido y Grecia y la actividad criminal se extendían por 15 países.
Una de las consecuencias más importantes del caso es que las entidades afectadas revisan ya el sistema de preautorización de pago con las tarjetas porque los delincuentes se aprovechaban de sus debilidades.
En la primera fase del fraude, algunos componentes de la red, con doble nacionalidad griega-estadounidense, viajaban por varios estados norteamericanos donde creaban empresas, sin actividad real pero legalmente constituidas. Luego abrían una cuenta en la que se comenzaban a recibir fondos desde Europa supuestamente fruto de su actividad comercial, lo que daba a la mercantil apariencia de normalidad y solvencia.
La celada se mantenía durante unos meses para evitar cualquier suspicacia de la entidad bancaria norteamericana. Cuando la relación era ya fluida el primero solicitaba una tarjeta de débito con el máximo importe disponible con la excusa de que las necesitaban para sus viajes de negocios por Europa. Como es natural, no había inconveniente para ello, pero cuando disponía de ellas el empresario las enviaban por correo ordinario a Grecia y Austria, y desde allí, en una segunda fase, a España. Era aquí donde se usaban de forma fraudulenta.
Para que el fraude pudiera llevarse a cabo era necesaria la connivencia de los establecimientos. La tarjeta se pasaba una y otra vez por el datáfono hasta alcanzar el máximo permitido y se aprovechaba la diferencia de tiempo en la aceptación del pago existente entre los bancos estadounidenses y españoles.
Dinero retenido
Con este sistema de preautorización, una vez hecho el pago, el dinero quedaba retenido en la cuenta del titular pero no restado del saldo de la misma. Eso solo se produce cuando se confirma la operación, para lo cual es necesario volver a pasar la tarjeta, lo que no llegaba a producirse, al menos en ese momento.
Pasados unos días la entidad americana detectaba que el pago no se había autorizado y devolvía el importe retenido en la cuenta del cliente, que podía volver a disponer de esa cantidad. En ese momento, desde EE.UU. llegaba el aviso correspondiente a la organización y de inmediato se vaciaba de fondos la cuenta norteamericana con destino a otras en Europa controladas también por la red. Solo entonces la tarjeta era pasada de nuevo por el datáfono de la empresa aliada, creándose el correspondiente descubierto en la cuenta norteamericana.
Los negocios conniventes justificaban las operaciones con facturas falsas. Su comisión, el 15 por ciento.