Hazard se rompe por décima vez
Tras cuatro partidos, una lesión en la pierna izquierda le deja otro mes de baja
Es un caso difícil de superar. Su cuerpo se ha convertido en una rotura crónica que es tanto física como mental. Juega con miedo a romperse, sin arriesgar, carga el peso en la pierna contraria a la que sufrió la última lesión y el resultado es que la que soporta ese exceso se rompe tres semanas después. Esa es la triste vida profesional de Eden Hazard. Hace dos meses fue una dolencia en el recto anterior de la pierna derecha. Ahora se ha destrozado el recto de la izquierda. El caso es que siempre acaba visitando a los médicos para ser baja, para quedarse sin jugar, en el ostracismo por la pérdida de protagonismo absoluto. Es una pena para un futbolista de su nivel.
Ha durado cuatro partidos, que nunca jugó completos, y vuelta al dique seco. Es muy duro y lo peor es que no tiene visos de cambiar. Desde que Meunier (PSG) le rompió el peroné en noviembre de 2019, su cuerpo no aguanta. Sufrió posteriormente otra fisura en el mismo hueso y luego fue su cuerpo el que pagó esas dos graves lesiones. Suma ocho dolencias musculares. Sus músculos se descompensan. Y el terror psicológico a volver a caer hace el resto. Esta destrozado su físico y su cabeza, harto de no poder rendir.
Su ecosistema está alterado y no sabe qué hacer ya. Solo ha disputado 35 partidos en dieciocho meses y se ha perdido 43. Esta temporada ha participado en trece encuentros, con tres goles y una asistencia. Es su décima lesión en año y medio. Preocupante. Desesperante. El Real Madrid abonó 150 millones por él, con bonus y variables, y no funciona por unas circunstancias difíciles de calibrar para los médicos.
Debilidad
La rotura frena una pequeña evolución de cuatro encuentros en los que anotó un tanto y solo jugó bien unos minutos en Mendizorroza. No se ve bien y no arriesga en el césped. El dato que desvelaba su calidad de gran futbolista en el Chelsea es que lideraba al equipo en el campo. Ahora, en el conjunto blanco no encara, no pide la pelota, la coge y la suelta rápido. No ejerce de jefe del ataque, de creador de jugadas. No funciona porque se siente débil y cuando fuerza un poco se rompe. Diez lesiones, diez.
El belga ya avisó de su estado el martes, cuando se quedó en el gimnasio porque acusaba «fatiga muscular». Ayer volvió a saltar a la hierba de Valdebebas para entrenarse con sus compañeros. Todo parecía bien, pero avanzada la sesión sintió un pinchazo y Hazard adujo que debía pasar pruebas médicas. Los doctores, el jugador, todos se lo temían. La ecografía delató la rotura. Será baja durante un periodo que puede oscilar entre las cuatro y las seis semanas (en sus últimas dos dolencias faltó 27 y 30 días). Se pierde la Champions y el derbi del 7 de marzo en el Metropolitano. Su carrera se ha transformado en una derrota física continua.