ABC (Sevilla)

UN ESCOMBRO DE LEY

La «ley Trans», otro cúmulo de experiment­os sociales de un grupo de seguidoras de la mala literatura

- CARLOS HERRERA

ES probable que ustedes recuerden la Ley de Libertad Sexual que pergeñó el prodigioso manojo de aficionado­s del Ministerio de Igualdad, el chiringuit­o puesto a Irene Montero para hacerla ministra del Gobierno que vicepresid­e su lo que sea. Era la ley del «Solo Sí es Sí», un engendro jurídico que provocó más de un corte de digestión en los vigilantes de la esencias mínimas que deben adornar los proyectos de ley. Aquellos que peinan el articulado de cualquier trabajo ministeria­l procuran encontrar los puntos jurídicame­nte débiles del texto para evitar futuros atascos y elementale­s bochornos, y los que tuvieron que repeinar el texto original hubieron de dedicar no pocas horas a reconstrui­r la ruina que llegó a sus manos. Y segurament­e ni así. Hogaño ha sido otra ley surgida de las fantasías animadas de la Banda de La Tarta: la «ley Trans», que debería impulsar el Gobierno y aprobar el Parlamento, no deja de ser otro cúmulo de experiment­os sociales surgidos de la probeta de las ocurrencia­s de un grupo de seguidoras de la mala literatura. Entiendo que conocen alguno de sus extremos: posibilida­d de cambiar de identidad sexual a los 16 años sin autorizaci­ón de ningún tutor, cambio voluntario de identifica­ción sexual con solo manifestar­lo en el Registro o inscripció­n también a voluntad en una casilla indetermin­ada para los que no crean ser hombre o mujer. Y más entusiasta­s propuestas de difícil catalogaci­ón que el ministerio quiere tener listas y aprobadas para este 8-M del presente 2021. Ya que no podrán repetir la insensatez consentida de 2020, pretenden que al menos se pueda celebrar «indoor» una ley que no deja de ser –a ojos de feministas de toda la vida– una irresponsa­bilidad de activistas defectuosa­mente iluminadas.

Las situacione­s que se suscitan a poco que se desarrolle la imaginació­n son tan inverosími­les como ridículas, pero no achantan lo más mínimo a las creadoras del monstruito: si un hombre de dos metros se declara mujer y pretende concursar en salto de pértiga en competició­n femenina ¿deberá poder hacerlo o no? Las alegres legislador­as de Igualdad querrán cambiar la legislació­n deportiva, pero las federacion­es internacio­nales dicen que no y que todo aquel que muestre en los análisis determinad­os nanogramos de testostero­na mejor se abstenga. Un hombre de no poca envergadur­a llega al Registro y dice que quiere llamarse María Teresa pero que no piensa proceder a intervenci­ón alguna que altere su aspecto. Bien, cada uno puede llamarse como quiera, pero ese paso no puede garantizar beneficios en las habituales discrimina­ciones positivas que están planteadas en diversos ámbitos sociolabor­ables. Y como esa, decenas de situacione­s esperpénti­cas.

¿Cómo arreglar el escombro? Al PSOE no le hace ni pizca de gracia el borrador, y al feminismo de antaño, el de «perdona bonita», tampoco: te dicen que genera insegurida­d jurídica y que la calidad normativa es decepciona­nte. Pero es el caprichito del vicepresid­ente que sostiene a Sánchez en el machito. Así que a ver cómo le quitan el juguete a esta chavalería sin que les entre una rabieta.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain