ABC (Sevilla)

MÁS PAPELES DE BÁRCENAS

Si este fuese un caso normal, no tendría más recorrido que el de un anciano tras la última gran nevada. Pero estamos en plena campaña electoral catalana

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

AQUELLA fragante «nueva normalidad» que nos prometió el dúo de la bencina que nos gobierna está resultando viejísima. Tanto es así que la «confesión» de Bárcenas, anunciada a campana herida por los medios de comunicaci­ón adictos, fue ya noticia hace no sé cuántos años: que el PP llevaba una caja B con dinero negro, que los líderes del partido recibieron de ella «suplemento­s salariales» y que de allí salió el pago de las obras en la sede del partido Génova. ¿Pruebas? Ninguna. Sólo su palabra, junto a la contabilid­ad particular que llevaba. Algo como sacar ahora los ERE andaluces.

Estábamos por aquel entonces en plena etapa del «pelotazo», cuando el que no se hacía rico era tonto. Por cierto, que el tesorero del que hablamos fue de los listos, tenía un montón de dinero en paraísos fiscales y fue condenado en el caso

Gürtel a 29 años de cárcel, que está cumpliendo. Si se ha decidido a tirar de la manta, dice, es porque el PP le había prometido no meterse con su mujer, y hoy esta en la cárcel. ¡Hombre!, si tanto amaba a su esposa, mejor hubiera sido mantenerla completame­nte al margen de tales asuntos. Pero hay razones de la mente que el corazón no comprende.

Si este fuese un caso normal, no tendría más recorrido que el de un anciano tras la última gran nevada. Pero, amigo, estamos en plena campaña electoral catalana, un duelo a muerte no sólo entre los enemigos tradiciona­les, izquierda contra derechas, secesionis­tas contra españolist­as, centro-izquierda contra centro-derecha, sino también entre ellos, y vale todo, mentiras, trucos, trampas, errores y disparates. Por cierto, ¿qué error fue mayor, el de Santiago Abascal al permitir que el Gobierno PSOE-Podemos controle los fondos de reconstruc­ción europeos o el de Sánchez al reconocer que Vox puede tener más sentido de Estado que el PP? Si pensamos que el bipartito despierta en la derecha tanto rechazo como Vox en la izquierda, allá se irán los votos que unos y otros van a perder por bocazas.

No pondría la mano en el fuego por ningún partido ni por ningún político, ya que uno de los puntos flacos de la Transición, si no el que más, fue que el dinero público no era de nadie, como dijo alguien aún en alto cargo gubernamen­tal. Y al no ser de nadie, echar mano de él no era pecado. Hoy sabemos que ese dinero es de todos los españoles y quien se haya lucrado de tan ignominios­a manera debe tener el merecido castigo en las urnas y en los tribunales. Pero debe probarse, no quedarse en acusacione­s de alguien que busca venganza. Aunque también es verdad que cuando discuten los ladrones se descubren los robos.

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