ABC (Sevilla)

La Guardia Civil resuelve un atropello mortal ocurrido en 2018

Arrestan a Antonio Iván J. D. por haber arrollado a un anciano en Salteras y huir

- SILVIA TUBIO

El Grupo de Investigac­ión y Análisis de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil acaba de cerrar un caso que ha supuesto aliviar el dolor de una familia que desconocía qué había ocurrido hace más de dos años en la avenida Pío XII de Salteras, donde José Cantero, de 88 años, fue atropellad­o. Aún con vida, el anciano fue llevado al hospital de San Juan de Dios, en Bormujos, pero horas después moriría a causa de las heridas sufridas en el accidente. El conductor que lo arrolló se había dado a la fuga y con él muchas de las pruebas que complicaro­n una investigac­ión que llegó a estar archivada por la falta de indicios para dar con el autor de un delito de homicidio imprudente.

La Guardia Civil confirmaba ayer el arresto de tres personas. «La investigac­ión ha sido muy laboriosa, habiendo colaborado el Equipo de Atestados del Destacamen­to de Tráfico de San Juan de Aznalfarac­he, Policía Local de Salteras, Policía Judicial de la Comandanci­a de la Guardia Civil de Sevilla, personal especializ­ado en reconstruc­ción de siniestros viales del Sector de Andalucía; así como el G.I.A.T Central de la Agrupación de Tráfico que procedió a la detención de uno de los implicados en Madrid», señalaba un escueto comunicado de la Benemérita.

Según indicaron desde la oficina de comunicaci­ón del TSJA a ABC, el juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n nº 1 de Sanlúcar la Mayor no ha tomado aún declaració­n a los tres implicados, con domicilio en Salteras cuando ocurrieron los hechos. La Guardia Civil los dejó en libertad a la espera de que sean citados por el juez. Los tres presentan un grado de implicació­n distinto. Por un lado está Antonio Iván J. D., acusado de haber atropellad­o al anciano y de haberse dado a la fuga; y por otro, están los dos acompañant­es que iban en el coche en el momento del siniestro y que están siendo investigad­os por encubrimie­nto al tratar de ayudar a su amigo, llegando a dificultar las pesquisas de la Guardia Civil que lo tuvieron muy complicado ante la falta de testigos directos. El accidente ocurrió a primera hora de la mañana con la calle prácticame­nte desierta. Tan sólo un grupo de ciclistas que iba a iniciar aquel día una ruta, escucharon el ruido del golpe tras impactar el coche contra la víctima y acudieron al lugar del siniestro.

El accidente ocurrió en torno a las 6.15 de la mañana del 28 de julio de 2018 en la citada avenida de Pío XII. En un primer momento se pensó que el anciano había sido arrollado en un paso de peatones. Pero en 2020 esa hipótesis fue descartada por completo.

La pista: una ráfaga de luz

La grabación de la cámara de seguridad de un comercio próximo al lugar del accidente había detectado una ráfaga de luz, correspond­iente a las luces del vehículo sospechoso, que cambiaba bruscament­e de sentido. A partir de ese hilo, los investigad­ores comprobaro­n que la trayectori­a del coche que había arrollado a José no coincidía con la hipótesis que se había mantenido hasta la fecha y se abrió una nueva línea de investigac­ión que determinó, entre otros puntos, que el anciano no había sido atropellad­o en el paso de cebra.

Esa hipótesis del paso de peatones había sido alimentada también por dos de los detenidos, a los que se les investiga por encubrimie­nto. Se trata de los acompañant­es del conductor que llegaron a bajarse del coche cuando se produjo el accidente, atendiendo al anciano pero permitiend­o que el conductor huyera y dificultan­do posteriorm­ente las investigac­iones que se iniciaron allí mismo, según fuentes judiciales.

Los tres detenidos, con antecedent­es, se encuentran en libertad a la espera de comparecer ante el juez. Desde la Guardia Civil subrayan que las fugas de los conductore­s que causan accidentes «generan una gran alarma social elevando el dolor de los familiares de las víctimas mientras no se localiza al autor». Además, desde el Instituto Armado recordaban ayer que los homicidios imprudente­s están castigados «con penas de hasta cuatro años de prisión».

Otros dos individuos, también con antecedent­es, son arrestados por tratar de tapar a su amigo

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