Churchill ya pedía en la margarina vitamina D
Científicos y políticos del Reino Unido se preguntan por qué no invertir en la investigación de esta vía barata y eficaz, «sin nada que perder»
¿Qué ha pasado para que el «premier» Boris Johnson y la Cámara de los Comunes se fije en las conclusiones de un estudio científico realizado por un equipo de investigadores cordobeses sobre el efecto del calcifediol (en puridad, sobre el aumento de los niveles de Vitamina D y el Covid) realizado en el Imibic? Pues una controversia de fondo sobre la asignación de fondos públicos y privados sobre a qué se dedica el dinero para investigar contra el Covid que ha tenido animadores tanto entre los conservadores como en los laboristas. El asunto aparece descrito en un extenso reportaje publicado a principios de enero en «The Observer», la publicación dominical ligada a «The Guardian», que establece las claves médicas y políticas de la cuestión.
El calcifediol (o Hidroferol, el nombre comercial que tiene en España) es un medicamento que induce la creación de vitamina D en el cuerpo.
Gran Bretaña tiene un precedente histórico con la aportación extra de vitamina D a sus ciudadanos, explica la publicación. En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, Churchill decidió ordenar a los fabricantes de margarina que aportaran vitamina D extra en los paquetes del producto. La clave es que el país sufría una situación grave de incremento de casos de raquitismo (que es el origen del Calcifediol). La reflexión que se realizaron algunos médicos británicos es por qué no aprender de los estudios realizados al respecto sobre las relaciones entre la aportación de vitamina D extra y la reducción de casos muy muy graves de Covid. La pregunta que llegó al ámbito político británico era más o menos la siguiente: ¿Si pudiese existir un método barato y eficaz, por qué no invesigarlo si no hay nada que perder?, explica el reportaje.