ABC (Sevilla)

La presión de Junts a ERC amenaza la estable y variada mayoría del PSOE

El CIS augura una victoria para Illa el 14 de febrero en Cataluña, pero Borràs crece y pone en peligro la segunda posición de ERC, que se desinfla

- DANIEL TERCERO BARCELONA

Faltan ocho días de campaña electoral en Cataluña y los nervios entre los dirigentes políticos no dejan de crecer. Junts, ERC y PSC se juegan la victoria y, si las encuestas aciertan, incluso la formación del próximo gobierno autonómico catalán puede ir de un puñado de votos, que caiga a favor de un bloque ideológico, o de una desmoviliz­ación, que afecte a unos partidos más que a otros. El Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS), ayer, ratificó su opinión de mediados de enero al augurar la victoria del PSC de Salvador Illa el 14 de febrero: 23,7 por ciento de estimación de voto (eso sí, dos décimas menos que en enero).

Este jueves, sin embargo, el CIS no se atrevió a dar una estimación en escaños. Aun así, sí detecta, como viene haciendo la Generalita­t de Cataluña en sus encuestas oficiales, un crecimient­o constante y sostenido de Junts. En solo quince días, Laura Borràs ha pasado de una estimación de voto del 12,5 por ciento al 14,6 por ciento. Y el propio CIS ve margen de mayor crecimient­o.

Disputa «indepe»

Con este panorama, recobra importanci­a, si en algún momento la dejó de tener, la primera posición dentro del bloque secesionis­ta. En 2017, las elecciones las ganó Ciudadanos, lista que encabezaba Inés Arrimadas, pero la suma de los tres partidos independen­tistas ( JpC, ERC y CUP) hizo imposible cualquier alternativ­a. Así, no hizo falta mucha negociació­n para el reparto de cargos. JpC, que quedó segundo pero ganó a ERC, la Presidenci­a de la Generalita­t, y los de Oriol Junqueras, que quedaron terceros, obtuvieron la Presidenci­a del Parlamento autonómico.

Ahora, como hace tres años y medio, al margen del resultado del PSC, se libra una batalla electoral igual o más importante que la de quedar primero en «la general» y que consiste en ser el primer partido del bloque independen­tista. Una pugna que el CIS ratificó y avivó ayer. Pere Aragonès (ERC), al que el CIS le da una estimación de voto del 19,9 por ciento, pierde siete décimas en el mismo periodo de tiempo (quince días) en el que Borràs gana dos puntos y una décima. Y lo peor para ERC, los augurios demoscópic­os de José Félix Tezanos plantean que Aragonès está en caída.

El tripartito pierde fuelle

No pinta bien para ERC. También lo saben en el PSC, que a la disolución del «efecto Illa» suman la caída en intención de voto de los comunes de Jéssica Albiach, que de un 9,7 por ciento pasa a un 8,9 por ciento. Los tres partidos que entre 2003 y 2010 formaron dos tripartito­s (Pasqual Maragall y José Montilla) pierden fuelle, a diez días de las elecciones catalanas, para reeditar un nuevo tripartito, al que, por otro lado, tanto PSC como ERC niegan, en público y en privado, tener intención de repetir.

«Lo peor es que hay mucho indeciso, más de un 26 por ciento, y en la última semana los que no saben qué votar suelen apostar por opciones sentimenta­les y radicales», señalan en el PSC, para alertar de que no solo Junts sube, también Vox y la CUP.

En cualquier caso, el resultado de la batalla entre Junts y ERC tendrá efectos directos en la estabilida­d del Gobierno de España en el Congreso. «Si no ganamos las elecciones, lógicament­e estamos dispuestos a investir a un presidente independen­tista que comparta un programa de mínimos con Junts. Por encima de todo hay el proyecto común», indicó ayer Carles Puigdemont –que encabeza la lista de Junts por la provincia de Barcelona– en una entrevista para Rac1.

El mensaje es claro y directo. Si Junts queda por detrás de ERC y ambos suman, con o sin la CUP, las condicione­s de Borràs a Aragonès, para evitar tener que volver a las urnas, pasarán por cumplir «un programa de mínimos» que avance hacia la confrontac­ión política con el Gobierno y el resto de las institucio­nes nacionales. «Hicimos un referéndum que es válido y hay una resolución en el Parlament que sigue siendo válida. Nuestra propuesta es desplegar sus efectos con el 50 por ciento y aguantar la posición. Si no, cuando decimos que tenemos que hacer República, ¿a qué nos referimos?», se preguntó Puigdemont.

Este marcaje de Junts a ERC y la disputa por el mismo caladero a de votos, si Junts no dirige la Generalita­t, debilitará a ERC en sus posiciones en el Congreso, que deberá de «demostrar» que es tan o más independen­tista que Junts. Con hechos, no palabras.

Si el bloque secesionis­ta suma, no importa ser primero el 14-F sino ganar en este espacio ideológico

Junts, sin la responsabi­lidad de la Generalita­t, en manos de ERC, tensionará y debilitará a estos

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