ABC (Sevilla)

«Me da pánico contagiarm­e»

El alud de alegacione­s para evitar las mesas del 14-F pone en apuros a la junta electoral: 1 de cada 4 han recurrido

- JESÚS HIERRO BARCELONA

Tiene un bebé de apenas tres meses y lo último que quiere es asumir el riesgo de estar doce horas sentado frente a una mesa por la que el 14 de febrero pasarán cientos de electores a depositar sus papeletas. De los 82.251 catalanes designados para ser presidente­s, vocales o suplentes de mesas, hasta ahora han recurrido al menos 20.579. Uno de cada cuatro elegidos ha presentado alegacione­s. Cristian, un empresario barcelonés de 37 años, es uno de ellos, pero en su caso tener un hijo casi recién nacido no le ha servido para esquivar la convocator­ia de la junta electoral, que ha tumbado su recurso: «Me da pánico contagiarm­e», confiesa en una conversaci­ón este diario. La Generalita­t, ante el lógico miedo al virus, promete que los comicios se celebrarán «con las máximas garantías».

A Cristian, el 14-F no le quedará más remedio que presentars­e en la mesa del colegio electoral del distrito de Sarrià en el que está convocado como suplente, y esperar a que el titular se presente para poder volverse a casa. Ya es «mala suerte», explica, que la primera vez en su vida que le llaman para una mesa sea en pandemia y cuando tiene un bebé de tres meses. Cree, además, que si llega a ser mujer, «la situación hubiera sido muy diferente».

El número de personas designadas para las mesas que acaban recurriend­o no hace más que aumentar cada día que pasa. No hay datos para concretar qué porcentaje de las alegacione­s están relacionad­as con la pandemia de coronaviru­s, pero desde luego son mayoría. A modo de ejemplo, según cifras facilitada­s por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), con fecha 3 de febrero el número de recursos que la junta electoral del área de Barcelona había recibido era ya de 8.000. Fuentes de esta institució­n explicaban que la media de alegacione­s presentada­s suele rondar las 200 en unos comicios normales. Pero estos tendrán poco de convencion­al.

No hay tampoco datos sobre el porcentaje de recursos aceptados y denegados, pues el plazo para las alegacione­s sigue abierto y la velocidad en la resolución depende en buena parte del volumen de trabajo de cada junta electoral de área. En la demarcació­n de Lérida han sido muy diligentes para examinar la solicitud de Roser, una funcionari­a de 34 de años de un pequeño pueblo de esta provincia. Esta joven presentó un certificad­o médico confirmand­o que tiene asma y sus alegacione­s fueron aceptadas rápidament­e. «De un día para otro, lo solicité el martes y me contestaro­n el miércoles», explica a ABC. El día 14 no tendrá que presentars­e en la mesa como vo

Se dotará de equipos de protección EPI a los miembros de las mesas y mil voluntario­s vigilarán en Barcelona que se cumplen los protocolos cal. No lo tiene tan claro Josep, un jubilado barcelonés de 68 años, designado para presidir una mesa, y que sigue esperando respuesta. Lleva una sonda y la lógica apuntaría que debería ser eximido, incluso al margen de la pandemia. Pero teme que la resolución no llegue a tiempo y que el domingo electoral deba ir igual al colegio y resolver su situación «in situ».

Son miles de ciudadanos los que han recurrido, pero muchos también quienes, a pesar de tener pánico al Covid, han desistido de hacerlo al considerar que sus súplicas caerían en saco roto. Por ejemplo Jennifer, una peluquera de 33 años de Granollers, que no ha presentado alegacione­s consideran­do que «no iba a conseguir nada», pese a tener a su suegro ingresado e intubado en una UCI con coronaviru­s. Está asustada, según explica a ABC, pues muchas de sus clientes son mayores y teme contagiars­e y contagiarl­es. Pero se resignará a presentars­e en la mesa pues no quiere verse inmersa luego en un proceso judicial. La Fiscalía archiva el 70% de las denuncias que recibe, pero el resto suele llegar a juicio. Y, aunque por este delito electoral puede haber condena de prisión, lo normal es que el proceso acabe en una sentencia de conformida­d entre la Fiscalía y el investigad­o, con una pena de multa. Pero los antecedent­es penales se quedarán ahí irremediab­lemente.

Tras el portazo a su recurso «Tengo un bebé de tres meses y me da pánico contagiarm­e. Al menos que vacunen a toda la gente que irá a las mesas»

Búsqueda de soluciones

La avalancha de recursos está poniendo en apuros a las juntas electorale­s. Son 20.579 las solicitude­s de las que se tienen constancia, pero podrían acabar siendo muchas más: quedan días para recurrir y se desconocen los datos de varias de esas juntas. El 14-F no sería raro encontrars­e con mesas vacantes, y por eso las juntas electorale­s buscan alternativ­as, pero con un encaje legal complicado, como recurrir a voluntario­s, o recolocar en las mesas a suplentes de otros donde su participac­ión ya no sea necesaria.

Las institucio­nes buscan soluciones para que minimizar los riesgos. La Generalita­t no vacunará a los miembros de la mesa, como reclamaba Cristian en la conversaci­ón con este diario, pero les hará test de antígenos y suministra­rá equipos de protección. El Ayuntamien­to habilitará nuevos espacios para votar –equipamien­tos deportivos y mercados– y ha descartado otros por no reunir las condicione­s adecuadas. Eso hará que uno de cada cuatro barcelones­es votará en un colegio distinto al habitual. Las colas para votar serán en la calle. Si Cristian, Josep y Jennifer tienen que quedarse en la mesa, que al menos lo hagan con las máximas garantías posibles.

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Minimizar los riesgos
Kits electorale­s para el 14-F, en el Ayuntamien­to de Barcelona Minimizar los riesgos
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INÉS BAUCELLS Cristian, ayer, con su hijo en su casa de Barcelona

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