El laborioso trabajo de grabar un disco de cante flamenco
LUIS YBARRA lgunos proyectos se resuelven en unos pocos días y otros se prolongan durante años. Chemi López, musicólogo y productor, ha grabado desde el 2013 cuarenta álbumes y tiene otros siete confeccionándose en un estudio recién estrenado en Écija, su ciudad natal. Dedica su tiempo en exclusiva al trabajo que le proporciona La Droguería Music, el sello con el que han publicado cantaores como Manuel Cástulo, La Yiya y José Canela, entre otros. Desde ahí ha hecho una patricia chica del cante flamenco de corte tradicional. Sin primerísimas figuras, excesos ni sonidos ajenos a los propios. Solo el toque y el cante desenredándose en su estado primigenio.
Las tres grandes casas discográficas, Sony, Universal y Warner, tienen a un puñado de artistas del terreno
Ajondo bajo sus siglas, pero la mayor parte de esta pequeña industria pertenece a un territorio independiente: grabaciones caseras o con sellos como el suyo, el de Pedro Sierra, La Voz del Flamenco, o Cambayá. Él comenzó para atender un ala artística en peligro de extinción. «La claqueta es el mal de hoy, y yo trato de evitarla. Hemos cambiado el compás natural por el artificial y matemático de las barras de guía. Eso le ha quitado al flamenco el carácter que podía tener en los 60. Los guitarristas, que tienen mucha influencia en esto, trabajan mucho con esa medida de la claqueta. Pero el cante debe medirse por el desarrollo de las melodías y estrofas. Para la guitarra es más fácil acompañar a la claqueta que al cantaor, que tiene los vaivenes que tiene».
La rentabilidad económica no es lo más atractivo de su oficio. «Estar en plataformas como Spotify no nos genera apenas ingresos y a su vez nos hace que se vendan menos discos, pero, claro, los artistas después quieren tener presencia». En su caso, asume habitualmente los costes de la producción y con el recorrido que tiene el resultado final lo recupera. «Donde más se vende es en un mostrador después de un recital. En una superficie comercial, un disco de estas características lo que hace es coger polvo. No nos interesa. Si conseguimos que el cantaor haga un circuito por peñas y festivales de renombre y que venda, por ejemplo, mil copias, es todo un éxito».
Hay quien acude a Chemi López con ideas precisas y clarividentes. Otros, muchos, asegura, con dudas catedralicias: «Eso hace que se tarde más en terminar. Hay quien es incapaz de reunir un repertorio o quiere algo que no encaja con lo que hacemos. No hacemos temitas, sino cantes, prestando especial atención a la comunicación entre los intérpretes. Grabamos unas tres veces un mismo palo y de ahí sacamos lo mejor, para que no pierda esencia y sea algo fiel a lo que el artista ofrece en el directo», aclara. Al reverso de lo comercial, unos pocos devotos se resisten a doblegarse.