La obra maestra del encierro
Rodada en la intimidad del confinamiento con , el filme aborda el desencuentro de una pareja
una anécdota personal –un director que se olvida de mencionar a su esposa en los agradecimientos de un premio– y de un tiempo común –el del encierro planetario–, el cineasta Sam Levinson crea la película más poderosa de las rodadas durante el confinamiento. «Malcolm y Marie», que llega a Netflix hoy, es una metahistoria sobre los motivos de un cineasta para crear su trabajo y cómo aquellas palabras no dichas provocan en la pareja encarnada por Zendaya y John Davis Washington un enfrentamiento que dura una noche.
Malcolm es el mismo director y su musa es su pareja, Marie, quien a su vez, en otra vida, fue adicta a las drogas, igual que el personaje de Zendaya en «Euphoria», serie también creada por Levinson. Más allá de las lectute tímida antes de tomar clases en el Teatro Shakespeare de California, una experiencia que la ayudó a salir del cascarón para poder interpretar a Rue en «Euphoria». «Esa es una joven sin vocabulario emocional para expresar cómo se siente y teme cualquier tipo de confrontación, a diferencia de Marie, que no tiene absolutamente ningún miedo cuando se trata de abordar exactamente cómo se siente», apunta Zendaya. Acostumbrada a ir de rodaje en rodaje, la joven actriz, de 24 años, admite que el Covid la obligó a recapacitar. «No soy de las que se detienen, llevo 10 años trabajando sin parar y tuve que frenar en seco cuando se declaró la pandemia. Me quedé aturdida hasta el punto que tuve que pensar: ¿Quién soy yo sin mi trabajo?, ¿qué me gusta?, ¿quién es Zendaya sin actuar? Fue aterrador enfrentar esas preguntas. Por eso, cuando Sam me llamó para hacer “algo” en el confinamiento, le dije que sí inmediatamente», explica la intérprete a ABC.
Hay descansos para el sexo, un poco de la música de Dionne Warwick y un gran plato de macarrones con queso. «BLISS»
Mike Cahill. Owen Wilson, Salma Hayek, Madeline Zima, Nesta Cooper. mazon Prime Video estrena sin oscuros y añorados intermediarios esta película de ciencia ficción humana, en la que no hay robots ni demasiados aparatejos pero sí preguntas metafísicas en un mundo difícil de comprender. La película despega con una escena magnífica, en la que Owen Wilson se topa con un «problemilla» laboral. En la segunda, el protagonista de nariz incómoda se topa con Salma Hayek, que lo lleva de la mano, como al espectador, por una realidad más amplia de lo que perciben nuestros sentidos.
Hay películas en las que es mejor no saber nada antes de sentarse a verlas. En este caso no está claro que es preferible, pero respetaremos la norma sagrada de no desvelar ningún secreto de la trama, que para eso están los tráilers y la «internet profunda».
Solo diremos que la pendiente cinematográfica es hacia abajo, pese a que el comienzo es tan sugerente e intrigante como suele ocurrir en las películas de Mike Cahill. Al director y guionista se le agradece que sus historias no abusen de los efectos especiales. También se le puede criticar que los lazos invisibles que el espectrador necesita para preocuparse por las personitas de la pantalla se enreden y rompan demasiado pronto. Su ambición es sana y hasta sus posibles tropiezos son saludables, en una película plagada de ideas bellas. Por otro lado, ni siquiera consigue que el drama entre el padre divorciado y una hija que lo añora eche raíces en el corazón del público. Hayek, por su parte, se encuentra con un personaje lleno de magia, aunque sus trucos se diluyen en un guion inconsistente.
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