ABC (Sevilla)

Hoyos a golpe de gimnasio

El trabajo físico para ganar distancia y evitar las lesiones cobra cada día más peso en la preparació­n de los golfistas

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO CIUDAD FINANCIERA REY ABDALÁ (ARABIA) grande

La presencia de Bryson DeChambeau en un torneo de golf siempre es motivo de atención. Al principio lo era por sus excentrici­dades en cuanto al estudio numérico de todo lo que hacía y al hecho de tener todos sus palos de la misma medida; el año pasado dio un salto con su decisión de cambiar su cuerpo (lo incrementó en veinte kilos a base de batidos de proteínas para ponerse más fuerte y ganar más distancia) y eso ya acarreó opiniones encontrada­s.

Sin embargo, toda la controvers­ia quedó anulada cuando el estadounid­ense ganó el Open USA el pasado verano. Y ya con un en el bolsillo puede certificar que su método funciona. Por eso en Arabia, donde se ha desplazado con otros tres miembros del top 10 mundial (entre ellos el número uno Dustin Johnson), es la auténtica figura a seguir. De momento no está defraudand­o con su resultado (arrancó cuarto en este Saudi Internatio­nal, a cuatro golpes del líder David Horsey) y eso que esta semana ha visto cómo los órganos rectores del golf internacio­nal (Royal&Ancient y USGA) han aprobado una norma contra el aumento de distancia, con la idea de volver a los parámetros de los años 90. «No me siento agredido de ninguna manera –declaró– porque yo lo que hago es sacar el mayor rendimient­o posible manteniénd­ome dentro de la legalidad; si cambian las normas, pues haré lo mismo con las que pongan». De todas maneras, el california­no no tira de falsa modestia y reconoce: «Soy consciente de que mi caso puede haber acelerado esta decisión, pero repito que no va a ser ningún problema para mí».

Ahora son atletas

Lo que no cabe duda es que el «efecto Bryson» ya ha empezado a causar estragos entre sus compañeros. A diferencia de lo que sucedía en el golf pretérito, donde no se le prestaba atención a la preparació­n física (Seve Ballestero­s siempre lamentaba no haber cuidado más su espalda en sus comienzos), hoy en día los golfistas son auténticos atletas y lo tienen asumido como una parte más de su trabajo, sobre todo los jóvenes. «Yo crecí viendo a Tiger Woods, que era un portento físico, por lo que tenía clara la importanci­a del gimnasio para triunfar en los circuitos», señala Adri Arnaus, que en sus tres años en el European Tour «No es que sea un entusiasta del gimnasio, pero soy consciente de que es una parte cada vez más importante de mi trabajo y así la afronto. Al principio buscaba proteger la espalda y ganar flexibilid­ad, pero si también se pueden ganar algunos metros, mejor». ya vive una rutina en la que la parte física tiene un papel diario en su preparació­n. Luego está el caso de otros más expertos, como Jorge Campillo, que, con dos triunfos a sus espaldas, la ven más como una obligación que como una necesidad. «Es parte de mi trabajo y le doy la importanci­a que tiene, pero yo busco más tener flexibilid­ad y no dañarme la espalda que ganar distancia; en ese sentido soy un poco más clásico», indica el cacereño.

Por último, los veteranos tienen que adaptarse a marchas forzadas. Precisamen­te, cuando se habla de alargar su vida deportiva, siempre sale el caso de Miguel Ángel Jiménez, a quien siempre acompaña su preparador, Emilio Pereira. «La gente siempre habla mucho de su ejemplo, como si fuera un milagro, pero nada más lejos de la realidad. Realizamos sesiones muy intensas a diario y no siempre coincidimo­s con los jóvenes... Aquí no hay secretos, a sus 57 años Miguel es un gran trabajador».

Lo que está claro es que la distancia está marcando el presente del golf. Pero los problemas físicos de DeChambeau en el Masters hicieron saltar las alarmas. «Hay que tener cuidado con pedirle al cuerpo más de lo que puede dar, porque luego pueden llegar los sustos», advierte Pereira.

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AFP Un musculado DeChambeau ganó el pasado verano el Open USA
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