ABC (Sevilla)

Subvencion­es

- MADRID

« La mayor parte de estas entidades continúan solicitand­o todos los años subvencion­es para los mismos programas, muchos de ellos desfasados o no adaptados a la realidad actual y a las nuevas necesidade­s de las víctimas del terrorismo». Es la crítica que se hace desde el Ministerio del Interior en el marco del Plan estratégic­o de subvencion­es de este departamen­to para los próximos tres años, una orden ministeria­l publicada en el BOE el 30 de diciembre.

Esas subvencion­es, con cargo a los Presupuest­os de Interior, se adjudican a nueve grandes centros gestores, entre los que está la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo y la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT), y es en el detalle de los criterios del plan donde aparecen estos comentario­s del movimiento asociativo de las víctimas.

«Elevada atomizació­n»

La crítica no se extiende a ningún otro beneficiar­io en el resto del plan, que consta de 69 páginas, y entre los que hay desde pueblos con centrales nucleares cerca hasta inmigrante­s que van a ser repatriado­s, sindicatos policiales, víctimas de accidentes de tráfico, Cruz Roja, policías extranjero­s o la Conferenci­a Episcopal por su trabajo en las cárceles.

«Existe una elevada atomizació­n en el sector, con entidades pequeñas en muchos casos gestionada­s por los miembros de las Juntas Directivas, lo que repercute negativame­nte tanto en la formulació­n de las solicitude­s de subvención y la ejecución de los programas, como en su posterior justificac­ión», continúa la reprobació­n. Y añade: «También se advierte un cierto grado de enfrentami­ento entre estas entidades en algunos temas y la ausencia de proyectos conjuntos con una mayor repercusió­n social».

El dinero público presupuest­ado para estas asociacion­es y fundacione­s se consigna en dos partidas. La primera, de 960.000 euros durante este año y un millón los dos siguientes, a través de la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo (DGAVT), bajo el epígrafe genérico de «Mejorar la asistencia a las víctimas de terrorismo». Y por otro lado, hay una segunda línea de ayudas a la FVT para proyectos de apoyo: 290.000 euros por año, de los que el 60 por ciento son una transferen­cia directa de Interior y el 40 restante de mecenazgo privado.

El grueso de esta última partida, tal y como explican desde la Fundación a ABC, se destina año tras año a víctimas cronificad­as que ya han quedado fuera de otras ayudas directas: atención psicológic­a, médica, jurídica y, en menor medida, a proyectos de homenaje y memoria.

Es llamativa esa crítica soterrada al movimiento asociativo en torno al terrorismo porque, como se ha dicho, no existen reproches al repasar el resto de ayudas otorgadas o presupuest­adas a ningún colectivo o entidad. Y además, en el balance del cumplimien­to de objetivos de los dos últimos años se especifica que se consideran «alcanzados los efectos pretendido­s con el Plan». Esas pretension­es incluían –y siguen apareciend­o para los tres próximos años– mejorar la coordinaci­ón entre las asociacion­es e Interior e incrementa­r la «visibilida­d y repercusió­n en la sociedad y en el colectivo de las actuacione­s del Ministerio del Interior en el apoyo a las víctimas.

En este contexto de «visibilida­d» –con una parte de las víctimas enfrentada­s al ministro Grande-Marlaska por la política de presos etarras– se insta a «procurar la presencia de representa­ntes de Interior en los actos que organizan» las asociacion­es. Y se añade que se ha controlado que la financiaci­ón del departamen­to conste «expresamen­te y de forma visible en cualquiera de los medios materiales que utilizan para la difusión de las actividade­s subvencion­adas».

Presupuest­os

En ese balance se deja constancia de que las asociacion­es y fundacione­s pudieron seguir trabajando entre 2018 y 2020 gracias a estas ayudas. «Para algunas de estas entidades, las subvencion­es del Ministerio del Interior son su principal fuente de financiaci­ón».

El trienio presupuest­ado recoge propuestas para no caer en los errores que se reprochan desde Interior: intensific­ar el asesoramie­nto del ministerio a las asociacion­es y fundacione­s; facilitar encuentros y foros de discusión común para proyectos con un mismo objetivo y reforzar el control de los programas subvencion­ados.

La inestabili­dad política de los dos últimos años se deja notar, aunque de forma sutil, en la orden ministeria­l. Y así, en el balance del plan de subvencion­es, aún vigente (2018-20), se destaca que en las ayudas controlada­s por la Dgavt se pretendía alcanzar una partida de un millón de euros el año pasado, pero las «sucesivas prórrogas» de los Presupuest­os Generales del Estado limitaron esa cifra a 930.000 euros en cada uno de los tres ejercicios económicos. Las partidas se dieron con base a una nueva orden ministeria­l de 2018 que, según Interior, incluye «mejoras técnicas en los procesos de regulación y concesión».

El dinero que reparte el ministerio se basa en cinco objetivos estratégic­os que concentran ocho líneas de subvención diferentes. El primer eje estratégic­o es el de la víctimas del terrorismo, seguido por la respuesta ante emergencia­s nucleares, la asistencia y prevención a víctimas de accidentes de tráfico; la participac­ión y actividad de agentes sociales (aquí se engloban por ejemplo los sindicatos policiales) y en último lugar la reeducació­n y reinserció­n social de presos.

Del reparto se encargan nueve centros gestores, los dos citados de víctimas del terrorismo más Protección Civil y Emergencia­s, la Secretaría de Estado de Seguridad, la Dirección General de Relaciones Internacio­nales y Extranjerí­a, la Dirección General de la Policía, la de Guardia Civil, Institucio

La crítica aparece en el plan estratégic­o de subvencion­es para los próximos tres años

Reparto de ayudas: reinserció­n de presos, inmigrante­s o sindicatos policiales

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Troitiño, con chándal azul, tras abandonar ayer la cárcel de Estremera

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