El Sahara e Iglesias como síntomas
sia, Japón, Corea del Sur y Australia.
La desconexión entre la Administración Biden y el Gobierno de Sánchez no se limita a los dos líderes. El secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, todavía no ha hablado con la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. El jefe de la diplomacia estadounidense ha llamado a una treintena de homólogos de todo el mundo.
El único contacto conocido hasta el momento entre ambos gobiernos se produjo el martes entre Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, y Emma Aparici, asesora diplomática de Sánchez. El Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU. expresó en un comunicado que ambos acordaron «trabajar juntos en prioridades compartidas de política exterior, como China, América Latina y el Sahel».
Contacto de distinto nivel
En un año diplomático atípico por el Covid, España se ha visto sorprendida por reclamaciones de Marruecos y Argelia, por el anuncio de EE.UU. de reconocimiento del Sahara como marroquí y las polémicas de Iglesias
La elección de Aparici como interlocutora de Sullivan es sorprendente. El asesor de seguridad nacional de EE.UU. es un alto cargo que reporta de forma directa al presidente en todas las materias que tienen que ver con la seguridad, tanto en política exterior como doméstica. En anteriores administraciones, han ocupado el cargo gente como John Bolton, Susan Rice, Condoleezza Rice o Colin Powell. Fuentes diplomáticas de EE.UU. compartieron con ABC su «extrañeza» por la participación en la llamada de Aparici, con cargo de directora general, el cuarto nivel en el Gobierno.
No está claro si la elección fue por desconocimiento en el Gobierno de España de la diferencia de peso político entre ambos altos cargos, por malestar del Gobierno de Sánchez o por otros motivos. Moncloa no ha dado a conocer esa llamada, ni ha contestado a preguntas de este periódico.
El episodio supone un inicio trastabillado de las relaciones con EE.UU., en un momento en el que se espera mayor sintonía con la Administración Biden que con la de Trump. Hay asuntos urgentes en la agenda diplomática que no pueden esperar.