Procesión Mariana
«Habría que aprovechar los activos de la exposición para hacer un museo. Y preparar con tiempo el centenario»
Pobreza y hambre en 1929 «Muchos sevillanos iban al Pabellón de Nestlé a que les dieran leche condensada»
«La Macarena y el Gran Poder fueron símbolos de la Exposición. Se reforzaron mucho las dos advovaciones»
—¿Por qué le parece necesario celebrar ahora un congreso sobre la Exposición Iberoamericana de 1929?
—Por la importancia que tuvo este evento para la ciudad y para concienciar a los políticos y a los gestores de la ciudad de la necesidad de asegurar la difusión del legado de esta exposición y preparar con tiempo la celebración de su centenario en 2029. El congreso se iba a celebrar en mayo del año pasado pero por la pandemia no se pudo hacer y esperamos poder hacerlo este año. Sería una pena que pasara el centenario de un acontecimiento tan importante sin pena ni gloria.
—También le parece necesario un Museo sobre la Exposición. ¿Por qué?
—Por guardar la memoria de un acontecimiento tan trascendental que mucha gente no conoce. Esta ciudad debería crear una comisión para preparar el centenario y aprovechar los activos que hay de la exposición, el pabellón de Argentina, por ejemplo, para abrir un museo.
—¿Qué importancia tuvo para Sevilla ese evento?
—La exposición del 29 fue un proyecto político de Primo de Rivera y fue una gran exposición general española que cambió tanto a Barcelona como a Sevilla. La transformación de la ciudad fue espectacular y la repercusión fue global. El proyecto arrancó en 1909 con la idea de inaugurarla en 1911 y conforme se fue retrasando se fue modernizando Sevilla, desde Tablada o la propia Avenida de la Constitución. Hubo un concurso de fachadas cuando se abrió la avenida y por eso encontramos tantos edificios regionalistas.
—¿Cuántos edificios de esa época se conservan y cuántos se han perdido?
—Quedan veintitantos edificios de unos ciento cincuenta que tenemos documentados.
—¿La piqueta se los llevó todos por delante?
—La piqueta se llevó muchos pero también había otros desmontables que no tenían voluntad de permanencia. Se hizo un catálogo en los años 70 y se conserva mucha documentación en la Universidad pero todo está muy disperso. El objetivo del congreso es también que se pueda agrupar toda esa documentación y darla a conocer para que los sevillanos se impliquen en ese legado tan importante.
—¿Cómo transformó esa exposición a Sevilla?
—Transformó urbanísticamente la ciudad, pero me atrevería a decir que la Sevilla moderna nace precisamente de la exposición. Cambiaron muchas cosas aquí desde su celebración.
—Hablemos de esas cosas.
—Se viene hablando desde hace años de la potencialidad que tiene Sevilla como ciudad de congresos, pero es que esto arranca de 1920 y de todos los preparativos de la muestra. El Ayuntamiento de la época tenía clarísimo que había que potenciar los congresos en la ciudad. Se empezó a construir el hotel Alfonso XIII y se celebró allí la reunión nacional del aceite y también se celebraron otros eventos en los edificios de la Plaza de América, que es por donde se empezó a construir la exposición.
—¿El potencial de Sevilla como ciudad turística también parte de esa exposición?
—Diría que sí porque antes sólo existía el Hotel Inglaterra y pequeños hoteles en casas-palacio. Vendrían el Cristina, el América Palace y otros que fueron foco de turismo. Los cruceros que venían de Cádiz se potenciaron mucho con la presencia de visitantes ilustres de toda Europa.
—Sin duda. Hubo óperas, zarzuelas, verbenas, los cosacos, cuplés, todo muy variado. Muchos espectáculos en la calle, incluso pirotécnicos. Vinieron el orfeón vasco, el catalán, las bandas gallegas y extremeñas. Y hubo mucha proyección de cine. Ese año el carnaval se hizo dentro del recinto de la exposición y fue un acontecimiento extraordinario. Se hizo una cabalgata histórica con personajes muy importantes de la ciudad y hubo una magna exposición mariana en la iglesia del Salvador.
—¿El papel de la Iglesia fue muy importante en la exposición?
—Fue muy importante y de hecho el cardenal Ilundáin fue uno de los quince personajes más importantes de la exposición. Hemos hecho un top-15 con las personalidades clave en su celebración y él figura de los primeros tras Alfonso XIII y Aníbal González, los dos primeros. Durante la exposición se celebró una procesión mariana en la que desfilaron vírgenes asociadas al Descubrimiento como la Virgen de los Navegantes, la del Buen Aire. También salió en procesión la Virgen de los Reyes, se promovió la romería de la Virgen del Rocío y hubo dos advocaciones que se reforzaron mucho: la Macarena y el Gran Poder. Se celebró el día de la Macarena en plena exposición y en mi investigación no encontré nada ese día, lo cual llamó mi atención, y fue porque ese día en la muestra toda la ciudad estaba con la Macarena y no se programó absolutamente nada. Hubo postales de la exposición con la Virgen y se convirtió en un símbolo del evento, al igual que el Gran Poder.
—¿Fue el recién nacido teatro Lope de Vega donde se programaron más espectáculos?
—Sí, tenía una programación diaria pero hubo una parada en verano por el calor, lo cual resulta muy curioso. También se hicieron muchas cosas en el Casino de la Exposición, pero aquello en verano era un horno. Se nota que no lo hizo un arquitecto sevillano (el castellonense Vicente Traver), aparte de que no era un edificio regionalista sevillano, sino de inspiración centroeuropea. Lo que hoy es Capitanía General se utilizaba para congresos, pero también había teatros en algunos pabellones como los de Chile o Argentina. Y hasta un cinematógrafo junto al Pabellón de México del que sólo se conserva la estructura.
—¿En qué se parecieron y en qué no