El Carbono 14 verificará la época de la muralla hallada en Castelar
El arqueólogo Miguel Ángel Tabales asegura que es un paño de gran valor histórico
El lienzo de la muralla islámica que ha aparecido en la sede de la Fundación Alejandro Rojas-Marcos en la calle Castelar tiene detrás una historia apasionante. El primer sorprendido con el hallazgo fue el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, uno de los mayores especialistas en el tema y responsable de todas las excavaciones que se llevan a cabo en el Real Alcázar.
Tabales está en primer lugar entusiasmado con lo que ha hecho la Fundación porque no es lo habitual: «Es que es de las pocas veces que un privado llega al límite de lo posible desde el punto de vista arqueológico en su propia casa. Lo normal es que se cumpla lo que obliga la ley y punto, pero en este caso el propietario acogió el hallazgo con un deseo sorprendente. Ojalá todo el mundo fuera así».
La Fundación ha mostrado su agradecimiento al Ayuntamiento y a la Consejería de Cultura por las facilidades que le dieron para poder descubrir el paño completo. Y a partir de ahí, el arqueólogo explica que «ha sido un tracoincide con la lógica de la arquitectura militar almohade». Concretamente, tiene dos metros de espesor macizado «con abundantísima cal, el árido muy calibrado, clarísimamente con poca agua para que se compacte mejor…, eran ingenieros muy buenos».
Esto permite reactivar un antiguo debate: «Hay investigadores que dicen que la muralla es almorávide. Otros pensamos que esa zona se construyó en periodo almohade. El origen de la muralla es 1133, es decir, almorávide, pero con respecto a la parte del río estamos divididos, aunque tarde o temprano encontraremos el origen exacto.
Por esta razón, Tabales ha tomado varias muestras de Carbono 14: «A ver si ayudan, pero ya sabemos que eso se retocó por las inundaciones, por lo que el debate científico continuará». Lo trascendente es que «el estado de conservación es muy bueno porque cuando hemos quitado el revestimiento, en realidad se trataba de una cámara de ladrillo que dejaba diez centímetros de hueco. Eso lo hicieron a mediados del siglo XX y no taparon la muralla directamente, sino que le hicieron la cámara».
Informe
Ante este escenario, Tabales ha enviado un informe a la Junta de Andalucía «para que intente optimizar la restauración porque merece la pena, está muy bien conservada y podría ser un buen ejemplo para otros trabajos posteriores». No en vano, se conservan el paso de ronda, el adarve y diez merlones, aunque están dentro de un enladrillado posterior.
«Cuando se construyó la casa contigua que da a la calle Valdés Leal hicieron la medianera sobre el almenado, pero lo respetaron bien, lo que hicieron fue recrecerla. Pero esto también nos ha permitido ver que había vigas de madera de cuando eso eran habitaciones de las casas que se construyeron ahí. Hay que tener en cuenta que la muralla dejó de ser efectiva muy pronto y se usó como muro medianero, pero en esa zona está prácticamente entera dentro de los edificios. En la plaza de Molviedro han sacado otro lienzo».
La calidad de la construcción también certifica que «la época almohade fue de esplendor y poderío económico». Luego decayó porque el avance de los castellanos obligaba a construir sin tiempo. «En la barbacana, que es de 1212, el tapial es mucho peor porque se construyó más rápido. Después de las Navas de Tolosa, sabían que estaban las cosas casi perdidas y se edificaba a mayor velocidad, pero este tramo de muralla es de lo mejor de la época almohade».
Tabales apuesta también por habilitar este espacio para visitas porque «se puede explicar muy bien cómo era la muralla de la ciudad» y agradece a la Fundación su ejemplo: «En vez de sentir que un hallazgo de este tipo dentro de una casa es un problema gordo, lo que hay que hacer es lo que han hecho ellos, intentar sacarle jugo». En eso están. Y a lo mejor hasta sirve para dilucidar por fin si la muralla islámica que daba al río es almorávide o almohade. A ver qué dice el Carbono 14.