Hablan las familias del colectivo
¿Está la sociedad preparada para un debate sobre la autodeterminación de género? La respuesta de psicólogos y psiquiatras, cirujanos y endocrinos de unidades especializadas, es taxativa: NO. Pero el Ministerio de Igualdad hace bandera de la causa trans y considera que es el momento, que la ciudadanía ya está madura para este asunto y ha difundido, sin la aquiescencia de sus socios socialistas, un borrador de «ley Trans» que tenía la intención de presentar en vísperas de otro 8M de pandemia. Si bien desde Moncloa, según fuentes gubernamentales, ya le han dicho que «nones». La vicepresidenta Carmen Calvo encabeza una cruzada política sin cuartel porque hay una corriente dentro del PSOE que cree que la ministra Irene Montero promueve con esta y otras leyes el «borrado del sexo» de la mujer, y que ofrece inseguridad jurídica al resto de la sociedad.
Asunción Santos, abogada de Derecho Civil en Legálitas, sí advierte inseguridad cuando una persona dude acerca de lo que siente que es y que, por ejemplo, vaya a cambiarse de nombre en el DNI, se registre de diferente forma a efectos de tramitaciones, documentales, de permisos de trabajo, de contratos de piso... «El resto de las personas tienen derecho a saber con quién tratan» también. Hay lagunas por resolver, consideran los letrados, pero lo que ofrece mayor reticencia, añade Santos, es que la ley desde 2007 (y ratificó el Constitucional en 2019) exigía que fuese «tratado médicamente durante dos años». La nueva ley lo suprime.
Al margen de la refriega que agrieta la coalición de PSOE y Unidas Podemos, entre los expertos que trabajan día a día con transexuales hay opiniones variadas y un resultado común, que no se puede obviar: la persona transgénero pasa un trayecto de mucho sufrimiento. Hay mujeres trans, como Alicia y Judit, que relatan ya en la treintena episodios salvajes de acoso escolar o faltas de respeto muy graves. «Es su dignidad de la que se habla y se pone en cuestión», reprueban a ABC desde la Federación Estatal (FELGTB), y opinan que se debería encauzar este debate pensando en las resoluciones internacionales de defensa de los derechos humanos. «Hay que apoyarlas en su percepción, en lo que sienten que son. La expresión humana es muy amplia, no hay que delimitar tanto la forma de vivir la sexualidad. Hay variacio