LA AYUDA MÉDICA AL BIEN MORIR
ficultades para cuidarlos y donde el suicidio constituye la primera causa exterior de muerte, la legalización y facilitación que supone esta ley puede condicionar su demanda por exclusión social. La vulnerabilidad connatural al ser humano, acentuada en situaciones especiales de fragilidad y debilidad, exige el deber universal de cuidado, y la reciente pandemia con las limitaciones y las medidas excepcionales que jamás habíamos contemplado antes así lo demuestra. Ser cuidado desde que nace hasta que muere es un derecho universal. Las sociedades más avanzadas y justas son las que cuidan mejor a sus ciudadanos más vulnerables.
Para la comunidad médica y para la gran mayoría de la sociedad, la eutanasia no puede ser la alternativa de un buen cuidado. Para un médico respetar la muerte propia de una persona significa respetar sus deseos y su autonomía en las decisiones, no prolongar activamente la agonía suspendiendo las medicaciones no indicadas, practicar con conocimiento y prudencia la limitación del esfuerzo terapéutico y la sedación. Las Unidades de Cuidados Paliativos son los únicos servicios sanitarios que cumplen con estas exigencias; la solicitud de eutanasia de sus pacientes es muy escasa o inexistente y el secreto está en su fidelidad a los fines para los que fueron crea