La novena victoria seguida... con Bono como héroe (1-0)
Hace casi un año, en el partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Liga Europa ante el Cluj rumano, Bono pareció quedar sentenciado. Con las maletas de vuelta a Girona. Al meta marroquí se le escurrió un balón sin aparente peligro y sólo el VAR, que vio una mano previa de Traoré, lo salvó de la tragedia máxima. El Sánchez-Pizjuán dictó sentencia. Se acabó. Pero el fútbol, el Sevilla, como la vida misma, le tenía preparado un camino de éxitos a Bono que aún hoy cuesta asimilar. De ruina a héroe. El meta, tan reflexivo como precavido, siguió trabajando a las órdenes del responsable de los porteros del primer equipo, José Luis Silva, por si algún día volvía a tener una oportunidad. En silencio, y tras probar antes en clubes como el Zaragoza y el Atlético de Madrid, Bono se encerró en los entrenamientos con la consigna de su padre: «hagas lo que hagas, esfuérzate al máximo». Así fue. En Alemania, Bono fue el mayor responsable en la consecución de la sexta copa de la Liga Europa para el Sevilla. Salvó al equipo en varias ocasiones y le dio a la defensa la confianza que necesitaba. Ayer, ante el Huesca, lo volvió a bordar. Literal. Todavía deben estar los jugadores de Pacheta pensando qué podían haber hecho para batir la barrera marroquí. El sevillismo hoy aplaude. De villano a héroe. Las cosas de Bono.