ERC, GOBERNAR PARA ROMPER
Illa tiene difícil presidir la Generalitat porque ERC mantiene su veto. Todo apunta a un gobierno separatista y a otra tanda de cesiones de Sánchez: sin sedición, con indultos y con mesa de diálogo para seguir abriendo grietas internas en La Moncloa. De cualquier modo, todo eso es tacticismo, porque el guión de claudicación ante el independentismo quedará diseñado una vez que sea imposible que el PSC gobierne. Sánchez ya ha asumido con naturalidad la perversión del lenguaje adoptado por ERC –ayer los republicanos hablaban textualmente de «resolución del conflicto», la eterna expresión de su musa inspiradora, Arnaldo Otegui–, y no hay visos de que el PSOE vaya a anteponer la fortaleza del Estado de Derecho frente a un nuevo desafío separatista si ello conllevase poner en riesgo su legislatura. Si ante una nueva extorsión Sánchez ha de elegir, lo hará humillándose ante la Generalitat, sin duda.
Desde hoy, el separatismo inicia un nuevo ‘procés’. Podrán dejar de plantearse una declaración unilateral de independencia, pero el proceso paulatino de ocupación de la sociedad civil va a ser irreversible. Y podrán cambiar las formas de su coacción al Estado, pero no el fondo. Lo dijeron al salir de prisión –«lo volveremos a hacer»–, y lo ha reseñado expresamente Oriol Junqueras, quien apunta a ser el auténtico presidente de la Generalitat desde prisión: quiere declarar la república catalana. Sánchez sigue sin aprender que domar al separatismo a base de palabras y promesas, incluso inconstitucionales, es imposible. Solo quieren romper.