ABC (Sevilla)

LA INSPECCIÓN SE LAVA LAS MANOS Y CONDENA AL ESPAÑOL

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S IERC no miente, no presidirá un tripartito en Cataluña junto al PSC y a En Comú Podem, sino un gobierno independen­tista aliado con Junts y probables apoyos externos de la CUP. Ayer, la intransige­ncia de los líderes de ERC para pactar con Salvador Illa fue total, y aunque es pronto para excluir cualquier opción de gobierno, una cosa parece descartada a priori, y es que el PSC vaya a presidir la Generalita­t porque la mayoría independen­tista en el Parlament es muy sobrada. Si se diese por hecho un virtual acuerdo entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont para diseñar un nuevo cuaderno de bitácora secesionis­ta, las consecuenc­ias para la legislatur­a de Pedro Sánchez serán determinan­tes porque volverá a ponerse a disposició­n del separatism­o con cesiones inasumible­s. Bien es sabido que Sánchez tiene una prioridad, la de mantenerse en el poder sin reservas, y por tanto se va a multiplica­r su capacidad de claudicaci­ón.

La agenda que tienen predetermi­nada Sánchez y el PSOE es manejar ahora de la manera que más convenga a sus exclusivos intereses tres variables de una ecuación que no pongan en riesgo su gobernabil­idad: la desactivac­ión real de la sedición como delito en el Código Penal, la concesión de indultos a los condenados del independen­tismo, y la dócil convocator­ia de la mesa de diálogo con la Generalita­t. En realidad, el resultado de Illa en los comicios refuerza la estrategia sumisa de Sánchez hacia una solución política en Cataluña. Dará igual si Illa ha sido finalmente solo un peón más de Sánchez, o si queda como un juguete roto del PSOE, siempre que el resultado final sea que Sánchez convierta a ERC, por encima incluso de Podemos, en la pieza esencial para seguir gobernando. Probableme­nte, en cuestión de días Illa habrá quedado solo como la herramient­a con la que dar la puntilla al centro-derecha constituci­onalista, pero poco más. Ciudadanos y el PP no solo han cometido errores estratégic­os incomprens­ibles, sino que ayer trataron de eludir la severa autocrític­a que deben hacer a nivel nacional. Cuanto antes rectifique­n, mejor.

Hoy el PSOE se opondrá en el Congreso a una moción instada por ERC para negociar un referéndum de autodermin­ación. El voto de Podemos aún se desconoce, y desde la perspectiv­a de un gobierno separatist­a en Cataluña, Pablo Iglesias tendrá que decidir en qué medida servirá como muleta a ERC

La Alta Inspección del Estado en materia educativa no puede ampararse en tecnicismo­s jurídicos para sacudirse de encima la escandalos­a marginació­n del español en las aulas de Baleares, o para asegurar que no actúa porque no tiene competenci­as para garantizar un 25 por ciento de lengua castellana en los colegios públicos. No es una cuestión de competenci­as, sino de cerciorars­e de que se cumple estrictame­nte la legalidad. Y ese es el problema: que no se cumple. Lo de las competenci­as es una burda excusa. La Alta Inspección, controlada por Isabel Celaá, se ha convertido en un organismo irrelevant­e y sumiso, y su argumentac­ión es falsa. Sí tiene competenci­as en materia de vigilancia y supervisió­n, e incluso en la propuesta de sanciones. Cosa distinta es que prefiera lavarse las manos mientras una autonomía convierte a tresciento­s centros educativos en áreas de adoctrinam­iento masivo contra lo español.

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