El tripartito en la recámara: la suma de izquierdas planeará en Barcelona y Madrid
Los socialistas ven factible intercambiar apoyos puntuales, pero no un pacto de gobierno
Dos días después de las elecciones autonómicas catalanas, solo En Comú Podem mantiene la esperanza de que se forme un Govern catalán de izquierdas, como alternativa al bipartito independentista al que podría sumarse la CUP. Jéssica Albiach, líder de los comunes, insistió ayer en que la suma del PSC, ERC y los morados es la única alternativa a reeditar la fórmula que rige en el Parlamento de Cataluña desde 2015. Sin embargo, los primeros análisis públicos de los partidos, tras el 14-F, apuntan a que ERC y Junts intentarán mantener la coalición de gobierno, incluso con la CUP.
Pero si una cosa cambió a las 20.00 horas del domingo, tras el cierre de los colegios electorales, fue la posibilidad de que, ahora sí, los números en la Cámara legislativa catalana den una alternativa a los escaños de un gobierno netamente secesionista. De hecho, la suma de uno y otro tripartito da el mismo número de escaños: 74. Superando la mayoría absoluta (68) de un hemiciclo parlamentario de 135 asientos. La última palabra la tendrá ERC.
Al partido de Pere Aragonès se le abre una puerta que tenía completamente cerrada hasta el domingo: configurar un tripartito de izquierdas con el PSC y los comunes. Una tentación para los de ERC, que hasta la fecha no tenían el dilema de tener que elegir entre «izquierda» o «independentismo».
Sin embargo, el partido ganador en el marco de este supuesto tripartito de izquierdas es el PSC, por lo que sería extraño que los socialistas renunciaran a la presidencia de la Generalitat, en favor de ERC. O que estos renunciaran igualmente, en favor del PSC, pudiendo hacerse con el Palacio de la Generalitat al pactar con Junts.
Una posibilidad que temen en Junts es que el PSC, por presiones o dictado del PSOE y La Moncloa, pacte con ERC que Aragonès sea presidente de la Generalitat (en un ejecutivo de ERC y los comunes) y el PSC se haga con la presidencia del Parlament. A cambio, los de Gabriel Rufián en el Congreso reforzarían la estabilidad del Gobierno y este, como moneda de cambio, aceleraría los indultos a los condenados por el ‘procés’, la reforma del Código Penal, para rebajar las condenas por los delitos de sedición y rebelión e impulsar la mesa de diálogo entre Gobiernos, ahora ya sin el ‘estorbo’ del inhabilitado Quim Torra.
En el PSC descartan esta hipótesis porque solo se podría dar si ERC renuncia a la independencia y la reclamación de un referéndum de secesión.
En el tripartito el PSC estaría por delante y ERC no tiene incentivos para darle la presidencia
Algo que está muy lejos de suceder, en el mejor de los casos para el PSOE y La Moncloa. «Esto no va a pasar. Y no funcionaría», apuntan a ABC fuentes de la dirección del PSC. En las filas socialistas de puertas para fuera se avala el intento de Illa de buscar la investidura. Pero en todos los escenarios realistas se trabaja ya pensando en un acuerdo ERC-Junts. Eso sí, nadie resta importancia a que el hecho de que el tripartito de izquierdas sume abre el abanico de opciones durante la legislatura: «Una ERC más liberada de ataduras puede llegar a acuerdos a cambio de apoyos en Cataluña en ciertos temas», destaca un dirigente.
Es decir, que exista la posibilidad del tripartito es clave no tanto para el arranque de la legislatura pero sí para su desarrollo. No obstante se defiende también desde las filas socialistas que la apuesta de Illa, con la que se ha ganado a ERC, no está pensada para compartir sino para competir, y que viéndose materializado ese triunfo la apuesta no puede ser gobernar con ERC. Algo que se interpreta positivo para Sánchez porque un tripartito podría desgastar al PSOE en otros lugares.
Con los resultados y las variantes en la mano, Podemos intenta trabajarse un hueco en el próximo Gobierno catalán. Ese pacto se interpreta