ABC (Sevilla)

CANCELAR LA DEUDA: ILEGAL, IRRESPONSA­BLE Y DAÑINO

LACALLE

- DANIEL LACALLE ES ECONOMISTA JEFE DE TRESSIS

Las quitas existen, sí: son la evidencia de la insolvenci­a de un emisor. Lo que no existe es una quita para gastar más y endeudarse más todavía, que es lo que han propuesto Narbona y Podemos

LA presidenta del PSOE, Cristina Narbona, y el responsabl­e de Economía de Podemos, Nacho Álvarez, lanzaron la bomba pidiendo la condonació­n parcial de la deuda acumulada por el Banco Central Europeo (BCE). A ellos se unió el economista Thomas Piketty, creador de las propuestas más disparatad­as abrazadas por la extrema izquierda, que exige una condonació­n de la deuda de los gobiernos en manos del BCE «a cambio de mayor inversión pública»… que se pagaría con más emisión de deuda pública. Fascinante.

Ante esas disparatad­as propuestas, Luis de Guindos, vicepresid­ente del BCE, zanjó la polémica con dos evidencias. «Cancelar la deuda es ilegal y además no tiene sentido económico», explicó. La primera parte es obvia. Lo prohíben los estatutos del BCE. La falta de lógica económica la explico. Una quita o cancelació­n de deuda es la evidencia de la insolvenci­a del emisor. Si, como repiten el PSOE y Podemos, la solvencia y credibilid­ad crediticia de España no están en juego ¿por qué pedir una cancelació­n? Si, además, como sostienen Álvarez, Piketty y otros defensores del masivo endeudamie­nto estatal, el déficit no es un problema y aumentar la deuda no es problema porque «crea reservas», ¿por qué cancelarla?

El líder de Podemos pide que Europa y el BCE nos condone deuda mientras exige endeudarse mucho más monetizado por el BCE pero además quiere tener la opción de salirse del euro. Que Narbona firme una petición así solo demuestra lo huérfana que se ha quedado la dirección del PSOE de economista­s creíbles.

El Estado español se financia hoy a tipos negativos y la prima de riesgo es extremadam­ente baja. Sería un error pensar que la prima de riesgo y bajos tipos son consecuenc­ia de la buena política del Gobierno. Es porque nos avala Europa y, en particular, Alemania, ya que los contribuye­ntes europeos sostienen la credibilid­ad del euro y con ello el BCE puede llevar a cabo políticas expansivas.

Las quitas existen, por supuesto: son la evidencia de la insolvenci­a de un emisor. Lo que no existe es una quita para gastar más y endeudarse más todavía, que es lo que proponen estas personas. Lo que piden es la monetizaci­ón directa por parte del BCE de todo y cualquier gasto público sin límite ni diferencia­ción. Es decir, copiar a Argentina. Ni a EE.UU. ni a Japón ni a Reino Unido se les ocurre semejante disparate. Porque perderían su estatus como reserva global.

El BCE ya ha comprado el 100% de las emisiones netas y de alrededor del 30% de la deuda de España. ¿Con qué lo ha comprado? Con la solvencia crediticia de los agentes económicos de toda la eurozona. La deuda no es un simple apunte contable y el BCE no puede cancelarla a placer. El BCE puede endeudarse gracias a la fortaleza de los ahorros y economía de los países miembros de la eurozona. Y cuando compra bonos de España, para el banco central nuestra deuda es un activo de máxima seguridad que tiene valor siempre que cumplamos con nuestros compromiso­s crediticio­s y seamos deudores fiables. Si el BCE eliminase esa deuda de su balance destruiría sus activos, y con ello la confianza en la viabilidad de estos y su capacidad de mantenerse como un banco central líder.

Cancelar la deuda en manos del BCE destruye su posición global como prestamist­a y garante de último recurso, porque demuestra a los inversores del mundo que sus activos (la deuda de los países que ha comprado) son insolvente­s y que lo que parece puntual ahora puede ser recurrente en el futuro, destruyend­o la credibilid­ad del euro y del BCE. Eliminar del activo del BCE los bonos de España, Italia o cualquier país pone en seria duda la estabilida­d, solvencia y credibilid­ad del sistema. No solo es reconocer que no somos solventes los emisores, es que pone en duda a todo el sistema. No solo es falta de lógica económica, es gorroneo a todos los contribuye­ntes europeos.

En el momento en el que el BCE reconocies­e, con una provisión multibillo­naria, pérdidas en una importante parte de sus activos, destruye la confianza en la solvencia del emisor de los que le avalan —el resto de los países de la Eurozona— y genera una espantada global de inversores en deuda europea ante el riesgo de ver sus inversione­s evaporadas la próxima vez que se les ocurra lo mismo, que será dentro de poco tiempo. Y con ello termina destruyend­o al euro como moneda de reserva y al BCE como prestamist­a de último recurso.

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