ABC (Sevilla)

En Dortmund, nada que perder: ayer ya hubo de sobra

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A diferencia entre buscar con paciencia una oportunida­d o hacerlo de manera impaciente, es que en aquella prima la calidad sobre la cantidad y esta se basa en que se multipliqu­en exponencia­lmente las ocasiones, aún a riesgo de descubrirs­e defensivam­ente. Súmenle a eso velocidad, buen trato de balón y efectivida­d y el resultado que ya registraba el marcador al final del primer tiempo era fiel reflejo de lo dicho. El Sevilla movió el balón andando, buscando sorprender con media ocasión al Borussia Dortmund (y lo hizo de manera chusquera gracias al desvío de un defensa), mientras los alemanes se afanaban en llevar cuanto antes el esférico a las inmediacio­nes del área local, consciente­s de que allí arriba poseen a un vikingo, Haaland, con hachas por piernas. Puñales tiene En-Nesyri,

LFRANCISCO PÉREZ pero sus compañeros no le dejaron ni sacarlos de la funda.

El Borussia llegaba en crisis de juego y de resultados y el Sevilla le había permitido reencontra­rse en un primer tiempo en el que ofició de psiquiatra y no de inquisidor. Cada robo de balón alemán conllevaba un zafarranch­o de ataque hacia el área de Bono, mientras si el hurto era español acababa con un pase atrás que permitía a los germanos reorganiza­rse en defensa. Le administró autoestima en vena.

El estandarte del «nunca se rinde» se enarboló de salida en la segunda parte para arreglar el desaguisad­o de la primera. No se dejó impresiona­r el contrario, al que le bastó asumir menos riesgos ofensivos para airear las carencias de ideas de los nervionens­es. Y así y todo, con Papu doliéndose del costado táctico, sin Koundé con permiso para matar arriba, con Navas fallón y Suso perdiendo gas por minutos, el equipo no perdió la fe, que los suplentes, Óscar, Munir y De Jong, terminaron en convertir en esperanza tras haber hecho tanta caridad. El gol del holandés, que pudo doblar si el árbitro le señala un claro penalti ya en el descuento, vino a dejar en mínima diferencia en el marcador lo que en juego fue máxima por momentos. En Dortmund este equipo volverá a no rendirse, seguro. Pero para pasar la eliminator­ia hará falta algo más que palabras. Dos goles de diferencia ante un equipo superior, nada menos.

El Borussia llegaba en crisis de juego y de resultados y el Sevilla le había permitido reencontra­rse, en un primer tiempo en el que hizo de psiquiatra

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