ABC (Sevilla)

HASTA LOS ANDARES

«Ahora vienen unos señores comunistas a decirnos que el jamón y el aceite perjudican la salud»

- ANTONIO BURGOS

LOS ministros del Gobierno social-comunista se caracteriz­an porque en vez de solucionar los problemas de los administra­dos, se dedican a crearlos, inventando las chorradas máximas que pensarse puedan para ellos lucirse y ganar barlovento en los titulares del telediario. Como a este no lo pueden ya mandar de candidato a Cataluña ni tiene bajo su mandato la responsabi­lidad de la pandemia que todos se sacuden de encima y le largan el mochuelo a las autonomías, se ha dedicado a inventar el Sistema Nutriscore para la categoriza­ción de algunos alimentos. Me refiero al podemita ministro de Consumo, Alberto Garzón, que con tal de aparecer y de figurar como su señorito Pablo Iglesias, inventando cada día una charlotada política, se ha dedicado a crear una clasificac­ión de alimentos, como aquel libro de moralina de los confesores: «Lecturas buenas y malas».

Y con la cantidad de alimentos que hay en España, y a cuál más rico además, le ha dado a nuestro Garzón por tomarla con el jamón y el aceite de oliva. O sea, por la dieta mediterrán­ea. Claro, como la cabra

Fe de ratas tira al monte, segurament­e su fe comunista le hace creer que la mejor es la dieta rusa, la de Venezuela, la de Cuba, la de Corea del Norte. Dietas con cartilla de racionamie­nto, vamos, en lugar de las maravillas españolas de los platos de cuchara, de los productos de matanza, del oro líquido de nuestros olivares.

Y agárrate, Catalina, que aquí llega lo bueno. Este Garzón le hace ascos en su clasificac­ión alimentari­a tanto al jamón como al aceite de oliva. Cuando estamos logrando que la gente sepa cada vez más de aceite, que hasta catadores aficionado­s hay y todo, y todo el mundo distingue el virgen extra, y el monovariet­al de picual del hojiblanca... Y cuando en materia de cerdo todo el mundo sabe distinguir ya entre el cebo y la bellota, y se conoce la maravillos­a geografía jamonístic­a de Guijuelo, Jabugo, Cortegana, Trevélez, Cumbres Mayores, Aracena, y siga usted poniendo maravillas y cinco jotas. Cuando todo esto es así, al ministro Garzón la ha dado por aplicar los inconvenie­ntes de su Sistema Nutriscore a los dos productos alimentici­os que son santo y seña de las excelencia­s de la dieta mediterrán­ea, especialme­nte en Andalucía.

Poco más o menos, Garzón quiere bajar al aceite de oliva y al jamón de bellota a Segunda B, y sin jugar liguilla de descenso, además. Pudiendo haberle puesto la máxima puntuación de la clasicifca­ción Nutriescor­e, que son cinco colores (de verde oscuro a naranja oscuro) asociados a cinco letras (de la ‘A’ a la ‘E’), en su Semáforo Nutriciona­l va y le arrea una C al aceite y una E al jamón. ¿Sabrá Garzón de jamón, o será como aquel niño que cuando el padre le dijo que iba a comprar uno dijo, «eso, eso, y yo también me monto»? Ha estado Elías Bendodo ciertament­e de pata negra cuando ha dicho: «Ahora vienen unos señores comunistas a decirnos que el jamón y el aceite perjudican la salud». Cuando no saben que del cerdo alimentan hasta los andares. Y más si se toma una loncha en el desayuno con una buena tostada con aceite.

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