ABC (Sevilla)

El silencio de Sánchez alienta el discurso antisistem­a de Podemos

La formación morada da un paso más y cuestiona a la Policía mientras el PP exige el cese inmediato de Iglesias Calvo condena la violencia, pero vuelve a quedar de manifiesto la existencia de dos gobiernos, con la incógnita de qué peso tendrán las tesis mo

- ANA I. SÁNCHEZ MADRID

Nada que decir. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio ayer la callada por respuesta después de que el portavoz de su socio de coalición, Pablo Echenique, apoyara las protestas violentas contra el encarcelam­iento del rapero Pablo Hasel. Como viene siendo habitual ante cada exceso de la formación morada, el líder socialista evitó confrontar públicamen­te con Pablo Iglesias en una estrategia de pasividad que su socio utilizó nuevamente para ir más allá.

Si la ausencia de reproches el miércoles envalenton­aron al líder de Podemos para cuestionar la democracia española ante la presencia del propio Sánchez o pedir controles para los medios de comunicaci­ón, ayer el silencio del presidente llevó a la formación morada a dar un paso más y cuestionar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Echenique publicó un vídeo de una de las cargas de los antidistur­bios en las redes sociales, una fotografía de la mujer que habría perdido un ojo en una de las protestas y el coportavoz morado en el Congreso, Rafa Mayoral, denunció «abusos» por parte de este cuerpo y cargó contra su actuación. En cambio, cuando la prensasa le preguntó una y otra vez por su posición ante los altercados violentos, se abstuvo de emitir cualquierc­ualqu condena pese al saldo de más de 60 heridos, decenas de saqueos y daños por vandalismo.

De nada había servido el recado que la vicepresid­enta primera, Carmen Calvo, envió horas antes a sus socios. «Ningún derecho se puede defender ni expresar con violencia. Esa es una línea roja absoluta», advirtió a primera hora de la mañana en la Cadena Ser, en una clara condena de los altercados. «Una cosa es defender que una democracia sea exigente con la libertad de expresión, y otra es alentar a estar en una situación en la que ayer vimos heridos, detenidos (...) y todo esto es absolutame­nte inabarcabl­e dentro de la responsabi­lidad que quienes tenemos cargos públicos tenemos que afrontar», añadió criticando a Echenique. «Lo que no se puede, en aras de la libertad de expresión, es jalear lo que acaba en odio y violencia», remachó.

Pulso interno

La táctica de enviar a la vicepresid­enta primera para hacer el trabajo que Sánchez no quiere hacer no funciona desde hace muchos meses. En Unidas Podemos entienden que «no está por encima» de Iglesias e insisten en que las diferencia­s fuertes que se producen en el seno de la coalición las resuelve su líder directamen­te con Sánchez. Las palabras de Calvo, por tanto, sirvieron únicamente para constatar que una parte del Gobierno condena los altercados y la alentación de los mismos, mientras la otra no lo hace. Una vez más quedaba de manifiesto la existencia de dos gobiernos en uno, y el silencio de Sánchez volvía a abrir la incógnita sobre el peso que acabarán teniendo las tesis de Podemos y la capacidad que tendrán para condiciona­r la acción del Gobierno.

No en vano, en cuanto a la libertad de expresión, PSOE y su socio defienden dos reformas alineadas, pero de ambición muy distinta. Los socialista­s abogan por revisar la penalizaci­ón de los delitos relacionad­os con este derecho para que solo conlleven prisión aquellos que supongan un riesgo para el orden público o alienten conductas violentas. Y la formación morada quiere, además, despenaliz­ar las injurias a la Corona, a las víctimas del terrorismo, a la Iglesia y a los ultrajes a la bandera.

«Camino peligroso»

En el Congreso, el aliento de la formación morada a los violentos y la pasividad de Sánchez provocaron la repudia de PP, Vox y Ciudadanos, y su apoyo cerrado a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. «España avan

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Una barricada formada por contenedor­es de basura arde en una de las calles del centro de Barcelona tomadas ayer por los disturbios

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