Una sirena que hace cosas
SENTIDOS
La democratización de la música tiene como resultado que cualquiera, si así lo desea, puede grabar un disco. He aquí eso. Un disco. Otro.
La carta de presentación de Laura de los Laureles que no son firmes, cuatro minutos de una malagueña del Mellizo que debía durar mucho menos, nos da paso a un universo de dolor de gomaespuma. Nanas por jaleos, unas bulerías de compás tan despistado como azaroso, tangos con fandangos, alegrías, martinetes, serrana, tientos, tanguillos, la variante gaditana del romance que nos descubrió Mairena, la giliana, una soleá por bulerías y una rumba para tratar de recuperar el anillo que echó a un pozo El Lebrijano con la Orquesta Andalusí de Tánger en sus “Encuentros”. Palabras como juncos, varetas, sendero, veritas, marineros, lunas, gallos que cantan y otros tantos tópicos van armando un discurso cosido por estribillos donde se nos revela, además, la figura de la sirena. Esta vez por alegrías, al tratarse del mar y sus avíos. Un ir y venir de nada donde nada duele ni parece poseer un sentido verdadero.
La cantaora aragonesa, quien ha estado en diversas formaciones más allá del flamenco, debuta en solitario con este trabajo que ha producido y escrito ella misma. Un mosaico fruto de un acercamiento a esta cultura que nada tiene que ver con esta cultura. A «Sentidos», que ha causado el interés de algunos medios en su tierra, le falta expresión y le sobran arreglos. En el cante, y en la poesía, y en la vida, todo se basa en la buena medida: el ritmo que permite la armonía. Sin ella, la música nos produce lo mismo que una sirena que hace cosas.