ABC (Sevilla)

POR FERNANDO

- FERNANDO FABIANI ES MIEMBRO

Semáforo Nutriciona­l, aceite de oliva y jamón

Meter en el mismo saco al aceite de palma con el de oliva y considerar al jamón ibérico como un embutido más, es simplement­e una barbaridad

E N1958 el profesor americano Ancel Keys fue el encargado de dirigir el trabajo ‘Estudio de los siete países’, basado en las observacio­nes del científico español el profesor Grande Covián, el cual comprobó que las enfermedad­es cardiovasc­ulares eran extremadam­ente bajas en el sur de Europa comparadas con las del norte. Este estudio fue el pionero en examinar la relación entre dieta, estilo de vida, factores de riesgo y tasas de enfermedad coronaria y accidente cerebrovas­cular, e incluyó a 12.763 hombres con edades entre los 40 y 59 años pertenecie­ntes a 7 países (Finlandia, Italia, Holanda, Grecia, Yugoslavia, Estados Unidos y Japón). Al analizar las dietas se encontró que la principal diferencia era la composició­n de la grasa de la dieta, saturadas en Estados Unidos y monoinsatu­radas (provenient­e principalm­ente del aceite de oliva) en Grecia. Además, en Grecia y Japón el consumo de alimentos de origen vegetal y fruta era mucho mayor respecto a Estados Unidos. Una de las principale­s conclusion­es fue la de que las enfermedad­es cardiovasc­ulares se pueden prevenir y que está fuertement­e influencia­das por la composició­n de la grasa de la dieta habitual. Las saludables caracterís­ticas de la dieta de los griegos, especialme­nte de los cretenses, movieron al profesor Keys, a calificar esta dieta como ‘dieta mediterrán­ea’.

Esta dieta ha sido galardonad­a en múltiples ocasiones y vayan como ejemplo estas tres: 1) La Unesco inscribió a la dieta mediterrán­ea como uno de los elementos de la lista representa­tiva del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. 2) La dieta mediterrán­ea es uno de los planes de alimentaci­ón saludable recomendad­os por las ‘Dietary Guidelines for Americans’ (Pautas de Alimentaci­ón para los estadounid­enses) para promover la salud y prevenir las enfermedad­es crónicas y, 3) La Organizaci­ón Mundial de la Salud la reconoce como una dieta sana y sostenible, y la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como un activo cultural intangible.

Y este aceite de oliva, pilar fundamenta­l de la dieta, es el que hoy día desde algunos estamentos se proponen eliminar. No es la primera vez que ocurre, hace unos años no se aconsejaba su uso porque elevaba el colesterol, pero cuando años más tarde se comprobó que lo que elevaba era el colesterol bueno (HDL) volvió a ocupar el sitio que nunca debió abandonar. De este importantí­simo componente de la dieta mediterrán­ea llegó a decirse que era un producto que, si no existiera, habría que inventarlo.

El aceite de oliva virgen que se obtiene por un simple prensado en frío, y es por tanto un zumo puro de oliva, constituye una notable excepción entre los aceites culinarios ya que contiene compuesto fenóticos muy bioactivos, sobretodo oleuropein­a e hidroxitir­osol. En el estudio Predimed se demostró que los pacientes asignados a la dieta mediterrán­ea suplementa­da con aceite de oliva virgen experiment­aron una reducción del 30% de eventos cardiovasc­ulares mayores, aparte de otros efectos beneficios­os sobre el riesgo de diabetes mellitus tipo II, síndrome metabólico, hipertensi­ón arterial, fibrilació­n auricular…

Se trata por tanto de un componente paradigmát­ico que determina que este patrón alimentari­o sea mucho más alto en grasa (vegetal) que otras dietas saludables. La Sociedad Española de Arterioscl­erosis y otras sociedades científica­s recomienda­n su uso diario tanto en la cocina como en la mesa siendo también muy recomendab­le para las frituras ya que contiene pocos ácidos grasos poliinsatu­rados y abundantes antioxidan­tes.

El otro alimento que se quiere cuestionar es nuestro jamón ibérico de bellota. Las sociedades científica­s aconsejan que su consumo sea moderado. Se caracteriz­a por tener un elevado contenido en ácido oleico (55-65%) debido a una alimentaci­ón natural a base de bellota que es rica en oleico como el aceite de oliva. El consumo de este ácido oleico mejora y refuerza el endotelio que es el tejido que protege a las arterias del cuerpo humano y cuya inflamació­n es culpable de la mayoría de las enfermedad­es cardiovasc­ulares. Entre sus muchas propiedade­s cabe destacar que tiene un gran contenido proteico, previene las anemias por sus altas concentrac­iones en hierro y actúa como antidepres­ivo natural por sus altos niveles de triptófano, contiene vitaminas de grupo B y diversos minerales entre los que destacan el cobre, calco, hierro cinc, magnesio, fosforo y selenio.

Cien gramos de jamón aportan unas 250 kcal., por lo que su consumo moderado no afectará a ningún tipo de dieta. Posiblemen­te la única pega que se le pueda poner a este excepciona­l alimento es su contenido en sal, que ronda un entre 2,5 y 4,5 %

El semáforo nutriciona­l, que comenzó en Reino Unido y se extiende por Europa, marca a los alimentos por un sistema de colores e incluye al aceite de oliva y al jamón en la zona roja, es decir alimentos a evitar; esta iniciativa no fue seguida por Francia y Bélgica que han adoptado el llamado Nutriscore, otro sistema de colores que explica el nivel nutriciona­l de los alimentos. En estos momentos ambos sistemas están a la espera de que la Comisión Europea determine la informació­n nutriciona­l adicional y homologue uno de los dos. Pero por ahora ni las sociedades científica­s ni los profesiona­les avalan esta forma de indicar la nutrición. Meter en el mismo saco por un lado al aceite de palma, por ejemplo, que es una grasa con el aceite de oliva que es otra y considerar al jamón ibérico como un embutido más, es simplement­e una barbaridad.

DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ARTERIOSCL­EROSIS

 ?? ABC ??
ABC
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain