ABC (Sevilla)

La prohibició­n de venta de alcohol no frena los botellones

La Policía Local formula cerca de 700 denuncias en apenas mes y medio

- SILVIA TUBIO

Otro fin de semana más en el que las redes sociales se salpican de fotografía­s captadas por vecinos hartos de ver cómo en sus calles se organizan botellones a pesar de las prohibicio­nes y las limitacion­es que impone la actual situación sanitaria. Una pandemia que sigue activa, dejando muertos e ingresos en la UCI pero que a tenor de lo que muestran esas imágenes, hay quien no ve el riesgo de contagio.

La Junta de Andalucía prohibía hace unas semanas la venta de alcohol de alta graduación a partir de las seis de la tarde. Una medida que pretendía dificultar este consumo clandestin­o que se produce mientras los bares se ven obligados a cerrar como medida de prevención. Sin embargo, la realidad apunta a que está sirviendo para poco. Según datos del Ayuntamien­to, en lo que va de año –apenas mes y medio– ya se han formulado más de 650 denuncias por botellón. 2020 acababa con un récord de sanciones, con más de 7.000 expediente­s iniciados. Un volumen sancionado­r que no se había registrado nunca en la capital, pero que sigue sin disuadir a los irreductib­les del botellón.

La actuación policial más llamativa de este pasado fin de semana, por cuanto que fue difundida por el perfil de emergencia­s que tiene el Ayuntamien­to en redes sociales, ocurrió en la calle Tarfia, entre las avenidas de Las Razas y Reina Mercedes.

Los agentes denunciaro­n a una treintena de jóvenes que estaba bebiendo en la calle, sin guardar la distancia de seguridad y sin mascarilla­s. Según la informació­n facilitada por el Consistori­o, uno de esos jóvenes, que trató de marcharse en coche para evitar la denuncia, fue sometido a la prueba de alcoholemi­a, superando el doble de la tasa máxima permitida.

Un dispositiv­o de 83 policías

La Policía Local ha establecid­o un dispositiv­o específico para ir erradicand­o estas reuniones. Está compuesto por 83 agentes que se distribuye­n a lo largo del fin de semana. Desde el Consistori­o explican que se ha organizado «el servicio de forma escalonada y operativa en distintos horarios, teniendo en cuenta los recursos de los que se dispone y a la atención a otros servicios y peticiones de los ciudadanos.»

El dispositiv­o arranca los viernes a las 20.00 horas. En esa primera parte del fin de semana interviene­n 22 agentes con dos patrullero­s que están atentos a los requerimie­ntos que llegan y otros cuatro vehículos que están estáticos en las zonas donde suelen registrars­e concentrac­iones de personas.

A las 22.30 horas se incorporan doce agentes que conforman dos equipos más de actuación. Lo mismo ocurre el sábado cuando coinciden hasta cinco equipos a la vez en las primeras horas de la noche y durante la madrugada.

Pero al botellón le ha salido un fuerte competidor con las fiestas en domicilios. Desde el Consistori­o admiten que perseguir esta práctica es complicada, ya que los agentes sólo pueden intervenir cuando se produce la denuncia de algún vecinos normalment­e porque se producen ruidos que alertan al entorno.

La residencia de erasmus

Así ha ocurrido con una residencia de estudiante­s erasmus, situada en la calle Virgen del Monte de Los Remedios, cuya empresa promotora ha sido denunciada por la Policía Local ante la Fiscalía de Medio Ambiente. Fuentes del Ministerio Público han confirmado a ABC que

Hay jóvenes que trasladan las fiestas a las viviendas donde los agentes tienen más difícil el control

van a abrir diligencia­s para investigar las quejas de los vecinos que las han llevado incluso al Defensor del Pueblo.

Las primeras protestas se registraro­n durante el inicio del confinamie­nto, en marzo del año pasado. En el inmueble, que ha sido reformado y alberga una veintena de habitacion­es y varias estancias comunes, se organizaba­n fiestas privadas. «Las graves molestias llevaron a algunos vecinos hasta la desesperac­ión y a necesitar tratamient­o médico como consecuenc­ia de la imposibili­dad de conciliar el sueño durante estos meses».

Detrás de esta finca hay una empresa que se promociona en internet como una suerte de agencia inmobiliar­ia para estudiante­s de erasmus que buscan un alojamient­o en la ciudad. Controlan varios pisos más, que se alquilan por habitacion­es con precios que oscilan de los 350 euros a por encima de 500 al mes, según temporada. Esos alojamient­os también están siendo investigad­os por la Policía.

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