Aforo completo para el Vía Crucis de las Cofradías más íntimo
El Covid privó del traslado multitudinario pero hizo que el foco se centrara en el rezo pasionensevilla.es
horario de 11 a 17 horas. Podrán acceder 15 personas cada 10 minutos. Los viernes, sábados, domingos, festivos y Semana Santa, el acceso será gratuito con reserva previa, con un máximo de cuatro entradas por persona. Se repartirán un máximo de 15 entradas en intervalos de 10 minutos, con el mismo horario. Las reservas se podrán realizar en la web de la Fundación Cajasol, en la taquilla o en el teléfono 954 508 200.
Camino de la Catedral, sobre las seis de la tarde, el sol de la Cuaresma hacía brillar la Giralda por el poniente. Olía a incienso que quemaba el vendedor del puesto de la Punta del Diamante. Desde Sierpes a la Avenida, el único ruido era el de las persianas de los comercios echando el cierre. Todos eran fantasmas deambulando en un regreso a casa por el camino más corto. En la puerta de San Miguel se había formado una pequeña cola de apenas 50 personas que esperaban que abriesen el templo metropolitano para tomar uno de los 600 asientos dispuestos, que se llenaron pocos minutos antes de comenzar el Vía Crucis. Aún así, la sensación era de un vacío absoluto. Metro y medio al cuadrado entre sillas, que ocupaban el crucero y la nave del Evangelio. Y se hizo el silencio.
Las luces no se apagaron pero no restó ni un ápice de solemnidad al acto, que comenzó puntual tras el repique de las campanas. El Cristo de la Corona permaneció estático en el altar del Jubileo. Era la cruz de guía de la hermandad la que iba avanzando, capilla a capilla, deteniéndose ante las otras catorce cruces dispuestas. Se leyeron las intenciones: «Por el fin de la pandemia, por la curación de los enfermos, por la salud de nuestro arzobispo y por el próximo prelado».
Entre las estaciones, se intercala
Consulte la agenda en ban los cantos de la escolanía con el órgano de la Catedral, que interpretaba pequeñas partes de marchas como ‘ Virgen del Valle’, ‘Quinta Angustia’, ‘María Santísima del Dulce Nombre’ o ‘Ione’, que retumbaban entre tanto silencio. Uno se preguntaba si el excesivo celo de la Catedral para la organización del Vía Crucis —negándose a que la imagen se desplazara en lugar de la cruz de guía— le haría perder carga emotiva. Pero no fue así. Es cierto que la talla sublime del Cristo de la Corona no se veía desde la mayoría de los puntos, y que eso le hizo perder protagonismo, pero también permitió que toda la atención se centrara en el rezo de las catorce estaciones, al contrario de lo que habitualmente ocurre cada primer lunes de Cuaresma, cuando el traslado de ida y vuelta eclipsa la celebración cultual.
Para concluir el Vía Crucis, que apenas duró una hora, el arzobispo llamó a los cofrades a vivir «con hondura y con verdad verdadera este tiempo santo, aunque no se celebren las estaciones de penitencia».