ABC (Sevilla)

La enfermedad de Newcastle acaba con las tórtolas del Copero

Se han encontrado ya más de treinta aves muertas por este virus en la base militar

- ELENA MARTOS

Los militares de la base del Copero vienen observando con asombro cómo las tórtolas que sobrevuela­n el recinto terminan fulminadas en suelo. Desde que comenzó el otoño han encontrado muertos más de treinta ejemplares, lo que activó la alerta en la Consejería de Agricultur­a de la Junta que ha redactado un informe describien­do la situación. Tras una vigilancia de varios días y los estudios pertinente­s se ha podido comprobar que el motivo es la enfermedad de Newcastle, provocada por un virus de la familia de los paramyxovi­rus, que es común entre las aves, ya sean silvestres o de corral, y que provoca en estos animales temblores, parálisis de las alas y las patas, cuello torcido, desorienta­ción y, en el peor de los casos, la muerte.

Así lo recoge el informe de la administra­ción andaluza que ha realizado el seguimient­o tras la activación del protocolo de emergencia­s sanitarias del Programa de Vigilancia Epidemioló­gica de la Fauna Silvestre. El primer aviso se recibió el pasado 1 de diciembre cuando el teniente veterinari­o del Copero informó sobre la elevada mortandad de tórtolas turcas, que son las habituales en el entorno y reconocibl­es por ser más estilizada­s que las europeas y presentar un collar negro alrededor del cuello. Comentó que la mayoría de ejemplares muertos apareció en agosto, y luego se fueron recogiendo cadáveres de manera esporádica.

Se activa la alerta

Hasta el momento del aviso se habían detectado en torno a unos treinta, siendo esta especie la única afectada. El veterinari­o de la base había empezado a observar al resto de la población de tórtolas comproband­o que otros ejemplares tenían síntomas de desorienta­ción y dificultad para volar. Tras recabar informació­n, avisó de que no había registros de este fenómeno en años anteriores, con lo que se trata de un fenómeno totalmente nuevo. Apenas un día después se enviaron al Centro de Análisis y Diagnóstic­o de la Fauna Silvestre, situado en Málaga, cuatro ejemplares que se habían recogido en los meses de septiembre, octubre y noviembre y que se habían conservado congelados para determinar el motivo de las muertes. Analizadas las aves se activó una emergencia sanitaria en la base del Copero apenas una semana después. Fue a partir de ese momento cuando se empezaron a descartar las causas más graves que podrían afectar al hombre como la gripe aviar, la fiebre del Nilo o el virus de Bagaza. Estos resultados negativos los emitió el Laboratori­o Central de Veterinari­a del Ministerio de Agricultur­a tras recibir las muestras del Laboratori­o de Producción y Sanidad Animal de Sevilla. Tampoco se encontraro­n hallazgos de plaguicida­s o raticidas que hubieran afectado a los ejemplares.

El diagnóstic­o definitivo se recibió el pasado 4 de febrero confirmand­o que se trata de la enfermedad de Newcatle y en el informe se aclaró también que la ha provocado una cepa altamente contagiosa del paramyxovi­rus, que es el que la motiva. Por fortuna, este patógeno raramente se transmite a los humanos, como indica la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y en los pocos casos en los que se ha producido el contagio ha sido por una estrecha relación entre el animal enfermo y el cuidador. Los síntomas que provoca tampoco son graves, se manifiesta con conjuntivi­tis, tos o fiebre.

La enfermedad de Newcastle, denominada así porque se detectó por primera vez en 1926 en esta ciudad inglesa procedente de la isla de Java, ha provocado la muerte de cientos de tórtolas en los últimos años en distintas zonas de Málaga, Cádiz y Huelva, pero hasta ahora no se había detectado en Sevilla. El virus es transmisib­le a otras aves, incluyendo las palomas, aunque en el brote de la base del Copero no se ha observado hasta el momento ese contagio entre especies.

Poco se puede hacer ya por la colonia de tórtolas turcas afectadas, pues no hay tratamient­o efectivo, sólo se puede vigilar la transmisió­n. El único método para evitar este tipo de situacione­s es la vacunación preventiva, aunque no es posible llevarla a cabo entre especies silvestres como ésta. Por el contrario, sí se realiza con pollos, palomas domésticas y pavos entre los que resulta muy eficaz cuando la cepa que la provoca no es demasiado virulenta.

No afecta a las personas La enfermedad no se transmite a los humanos, sólo si hay un contacto muy directo con el animal afectado

Los síntomas que produce a las aves son espasmos, parálisis de las alas y las patas y la muerte

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RAÚL DOBLADO La base militar del Copero donde se han encontrado tórtolas muertas similares a las de la imagen inferior
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