«Me influyen los escritores que me hacen preguntarme cosas»
El escritor sevillano debuta en la poesía con ‘Naturaleza’ (Samarcanda)
vivo, aunque hubiese quedado confinado en cuatro aldeas, como ha sucedido con otras lenguas romances. Pero, en cualquier caso, sería muy minoritario y circunscrito al mundo rural», añade.
¿Cómo, entonces, ha podido reconstruir Sánchez Domínguez una lengua que dejó de hablarse hace ocho siglos y cuyo uso estaba limitado, fundamentalmente, al ámbito oral? La respuesta está, de un lado, en las jarchas, las breves composiciones líricas que cerraban los poemas en árabe denominados moaxajas; y, de otro, en la obra de los autores que escribieron en romance andalusí y cuya obra se conserva, como el rabino hebreo Yehuda Halevi y el musulmán Ibn Quzmán.
«La primera poesía que se ha documentado en toda la historia en una lengua romance, que está datada en la primera mitad del siglo XI, es un canto fúnebre en romance andalusí», señala. Para la reconstrucción de la lengua se ha basado en las jarchas, «que solían rematarse con un par de versos en romance andalusí»; las obras de los dos autores mencionados; y glosarios, como el que realizó consignando numerosos nombre de plantas «el botánico árabe Abuljair, que recogió nombres muy descriptivos».
Como Medina Azahara
A partir de los materiales conocidos, este historiador se propuso «reconstruir lo que no se conocía. Me vino la imagen de Medina Azahara y su salón de embajadores, que está reedificado con los elementos que se conservaban. Así que mediante el procedimiento de anafilosis técnica me puse a recuperar esta lengua. Llevo seis años, recuperando palabras y reconstruyendo otras, y aún no he terminado».
La publicación en la web de sus avances llamó la atención del editor Manuel Pimentel, quien le propuso publicar el libro «Origen y gramática del romance andalusí».
La repercusión del volumen ha sido limitada en el ámbito académico, aunque sí ha tenido más eco en lo que Pablo Sánchez denomina «creación de contenidos». Para empezar, este historiador ha traducido a esta lengua «El Principito». El libro lo ha publicado una editorial alemana que pretende traducir a todas las lenguas esta obra de SaintExupéry. «Tiene incluso una traducción al jeroglífico egipcio», señala.
Además, el grupo Califato ¾ «quiere publicar una canción en romance andalusí». Aunque lo más ilusión le hace a Sánchez Domínguez es «un proyecto junto a la cineasta Pilar Távora para realizar un docudrama sobre la vida de la poetisa cordobesa del siglo XI Wallada. Está en fase de enésima reescritura de guión y de búsqueda de presupuesto. Se rodaría en romance andalusí, como hizo Mel Gibson con el arameo».
Después de unos años en los que José Iglesias Blandón (Sevilla, 1984) ha estado inmerso en labores editoriales con la editorial sevillana mr.momo, este periodista y escritor acaba de publicar su primer poemario, ‘Naturaleza’ (Samarcanda), una lúcida visión del mundo contemporáneo a través de unos versos llenos de referencias a la cultura pop.
Sobre la necesidad de escribir estos versos, comenta que «escribir y publicar son dos movimientos con ritmos bien distintos. El primero forma parte de mi rutina prácticamente a diario; suelo ser muy disciplinado para ello, incluso con horarios, siempre ando trabajando en algún proyecto creativo. El segundo depende, por un lado, de la predisposición de las editoriales y, por el otro, de que yo considere que un producto cultural propio está bien rematado y merece ser compartido».
‘Naturaleza’ consta, por lo general, de poemas de gran extensión donde el elemento narrativo está muy presente, pero sin perder de vista recursos poéticos como las enumeraciones caóticas, los polisíndeton... Para Iglesias
Blandón, «la poesía narrativa, el verso libre, aunque se aleja de los metros clásicos, no puede ser una pincelada de pensamiento mañanero en Twitter. Debe tener una arquitectura discursiva interna que, sobre todo, responde al manejo del ritmo, de los tonos; y, sobre todo, a un baile con el lenguaje. Entre medias hay espacio para la música de anáforas o hipérboles».
Por otra parte, en estos versos subyace una visión trágica y pesimista de la vida, aunque también hay lugar para lo ‘gracioso’, como se expresa en la cita inicial que recoge de Stephen Hawking. Sobre ese asunto, comenta que «en ‘Naturaleza’ la voz poética, como una deidad por encima de todo y de todos, suele hablar desde las ‘alturas’, quizás para demostrarnos la universalidad de la condición humana, que hasta los más santos se sienten solos, buscan sexo, padecen trabajos donde no son felices, lloran, dicen adiós para siempre, sangran, hacen caca». Asimismo, asegura que «el dolor me parece un sentimiento catalizador fundamental desde el que aproximarse a lo artístico. Pero, como bien dice, me encanta observarlo desde un prisma irónico. Algo así como aquello que decía Woody Allen: «Comedia es igual a tragedia más tiempo». Nos tomamos demasiado en serio el sufrimiento».
La muerte del padre del poeta y su posterior ausencia es también una sombra que planea por estos versos. Respecto a ese asunto, comenta que «las experiencias nos van modelando. Y en los últimos años han pasado muchas cosas en mi vida, entre ellas el fallecimiento de mi padre. Pero no olvidemos que en ‘Naturaleza’ conviven muchas máscaras poéticas (la del autor, la del poeta, la del narrador) y que, como ejercicio de autoficción, hay muchas puertas —y todas válidas— en ese camino hacia alguna clase de verdad».
Cultura pop
‘Naturaleza’ ofrece también una vasta visión de la cultura pop que atesora José Iglesias, ya que hace referencia a iconos como Bon Scott, Jimi Hendrix (del que además incluye una cita inicial), las sopas Maggi, Ingmar Bergman, Lester Young... «Si Marcel Duchamp y Andy Warhol consiguieron aquello con un inodoro y una lata de sopa, respectivamente, imagínese cuánto podríamos hacer con una cama de IKEA». «También, esta intertextualidad —prosigue— es algo muy generacional: la música, el cine o la literatura están tan anclados en nuestro imaginario colectivo que no solo es que ya apenas se entiendan unos sin otros, sino que se han convertido en algo idiomático, una manera de comunicación».
Preguntado por si la influencia de la mirada poética de Raymond Carver se deja ver en estos versos —el autor es un gran amante de la literatura estadounidense—, dice que «no lo dudo. La suya y la de otros escritores cuya literatura siempre me hace preguntarme cosas, como Manuel Vilas, Lorrie Moore, Kjell Askildsen, John Fante o Leopoldo María Panero, entre otros.