Vox amaga con dejar solo al «Gobierno del cambio» si no aplica el pin parental
Presiona al PP y Cs con no apoyar sus iniciativas parlamentarias desde hoy
Vox aprieta al «Gobierno del cambio» por el veto parental a las actividades extraescolares. Le ha metido presión en otras ocasiones —según soplara el viento de las relaciones cambiantes entre Santiago Abascal y Pablo Casado— pero al final se han acabado entendiendo. Tres presupuestos de la Junta de Andalucía pactados dan fe de la solidez de esta alianza. Apretando sin ahogar, ése ha sido el mandamiento que ha imperado en la interlocución de Vox con la coalición del PP y Ciudadanos desde que empezó la legislatura hace dos años. El Ejecutivo regional está en minoría y necesita sumar los votos de sus once diputados para sacar adelante las iniciativas que presenta en el Parlamento andaluz. El portavoz de Vox, Alejandro Hernández, le amenazó ayer con retirarle ese apoyo, el que puso fin a 37 años de poder continuado del PSOE en Andalucía.
Siguiendo al pie de la letra el manual de que la venganza es un plato que se sirve en frío, cuatro meses después de que Casado tumbara la moción de censura de Abascal con una dureza que nadie esperaba, los de Vox se tomaron la revancha por sorpresa en Andalucía. Hernández le puso fecha y hora al órdago en la sesión de control al Gobierno regional, para que nadie pensara que iba de farol: «Desde las 00.00 horas de esta noche mi grupo dejará de apoyar con sus votos cualquier iniciativa que provenga de su Gobierno o de los partidos que lo sustentan en pleno y en comisiones». «No cuente con Vox hasta que no se implemente de una forma que entendamos suficiente y satisfactoria un mecanismo para garantizar que los padres puedan evitar el adoctrinamiento sectario de sus hijos», le advirtió al presidente andaluz, Juanma Moreno (PP), en el pleno.
El detonante fue una proposición presentada en el Ayuntamiento de Málaga por Adelante Andalucía (la franquicia local de Podemos e IU) apoyada por el PP y Cs que Vox consideró una «falta de respeto» y un desaire que no podía tolerar. Por escrito se instaba a la Consejería de Educación y Deporte de la Junta a no prestarse a las «exigencias de Vox», que «utiliza a las mujeres como rehenes», y a que se resistiera a implantar el pin parental en la comunidad. Hernández acusó al bipartito de quebrar su «confianza» e incumplir los acuerdos firmados. PP, Ciudadanos y Vox acordaron en los pactos sobre los Presupuestos de la Junta «el establecimiento de una autorización expresa de las familias para la participación de sus hijos en actividades complementarias». Dicho compromiso fue ratificado hace dos semanas en otro documento que recogía el impulso de «cambios normativos» para garantizar «el derecho de los padres a decidir». Vox lo llama «pin parental». La Junta rehúye de esta etiqueta.
Ante el inesperado conato de fuego que se abría en el frente de la derecha, el presidente andaluz acudió raudo a sofocarlo. Dio su palabra de que todo lo firmado se va a cumplir. Garantizó que los padres tendrán «la capacidad no solamente de saber qué hacen sus hijos en esa actividad extraescolar, sino incluso de autorizarla o no autorizarla». «Se lo podrá decir el consejero de Educación», Javier Imbroda, que asistía al pleno en la bancada del público por las restricciones sanitarias.
Moreno trató de convencerlo situándolo ante el dilema de «ser un partido útil» o «caer en el oportunismo, en la confrontación». «Ya le digo yo que ello probablemente no vaya bien a Andalucía y al cambio (político), sino que le vendrá bien a estos señores», le retó señalando a la bancada de los diputados del PSOE. Enfrente estaba sentada Susana Díaz, que ha convertido a Vox en plina que corroe internamente nuestra política institucional, pero en pocas ocasiones se producirá una manifestación de incoherencia como la de ese acreditado alcalde al que su rivalidad partidista parece que va convirtiendo en monterilla. Esa foto tan desigual del político serio junto al oportunista ignaro da idea de cómo deriva nuestra circunstancia política. Si el alcalde De la Torre no se percata buenamente de ello, es Juanma Moreno quien debería llamarle al orden. el zumbido con el que martillea a la Junta todas las sesiones a cuenta de sus pactos «con la extrema derecha».
Ayer no iba a ser diferente. Díaz sacó el martillo de Vox, protagonista indiscutible en sus discursos, para repartir ‘leña’ al presidente: «Hasta la ultraderecha le ha cogido la medida en esta Cámara» y «le ha recordado que es presidente aunque perdió las elecciones». Moreno se sacudió el golpe con la ironía: «¿Qué haría usted sin Vox? No se le cae de la boca, ¿tanto le gusta?... Si lo único que puede decirme semana tras semana es Vox, apaga y vámonos».
Tras una breve charla de Moreno con Imbroda, éste anunció una reunión con Vox para «clarificar lo acordado». El consejero contó a los periodistas que «el pin parental no aparece por ningún lado» sobre el papel escrito. «Si ellos quieren llamar así a la mejora de información, para que las familias conozcan los proyectos educativos de los centros, me parece bien, pero no es sometimiento ni imposición de nada», dijo.
Minutos después de acabar la sesión, el patio de la Cámara era un hervidero de especulaciones. En las filas del PP y Ciudadanos se dividían entre quienes
En la Junta se dividen entre los que ven una estrategia de Vox para estar siempre en el foco o un interés por ir marcando un perfil propio