El bicentenario de fractura a Francia
«Celebrarlo sería un crimen», claman los revisionistas, que acusan al emperador de racista y sexista. También generan división otras conmemoraciones como los 150 años de la Comuna de París o el sexagésimo aniversario de la muerte de Céline
Quizá por vez primera en su historia reciente, Francia tiene problemas de fondo para conmemorar algunas de sus figuras más emblemáticas, algunos de sus más grandes acontecimientos nacionales, algunas personalidades capitales de su historia cultural, víctimas de la polución ideológica y las nubes tóxicas de nuevos y antiguos enfrentamientos guerracivilistas. Antes de celebrarse, a lo largo de los próximos meses, el bicentenario de la muerte de Napoleón Bonaparte (1769-1821), los 150 años de la Comuna de París (1871), el sexagésimo aniversario de la muerte de Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), se han convertido en peligrosos campos de minas, precipitando enfrentamientos muy profundos.
Francia también celebra/conmemora, este año, el nacimiento de Charles Baudelaire (1821-1867), Gustave Flaubert (1821-1880) y Marcel Proust (18711922), entre otro medio centenar largo de recuerdos de glorias nacionales. Pero en concreto los preparativos previos a la celebración de la gloria de Napoleón, la tragedia de la Comuna, y el inmenso legado literario de Céline, se han transformado en un campo de batalla inflamable.
Temiendo el agravamiento de las tensiones, el presidente Emmanuel Macron ha tomado la decisión ‘heroica’ de crear una institución de nuevo cuño, ‘France Mémoire’ (FM, Francia Memoria), dirigida por el Instituto de Francia, del que forman parte todas las academias nacionales (lengua, ciencias, bellas artes, ciencias políticas y morales), con el fin de tomar ‘libremente’ la decisión de conmemorar y celebrar, más o menos, estos o aquellos personajes y acontecimientos. Antes siquiera de que FM dicte sentencia y decida qué, cómo y cuándo celebrar el bicentenario de Napoleón, los 150 años de la Comuna y el sexagésimo aniversario de pe de Estado». Jean-Louis Debré es hijo de Michel Debré, antiguo primer ministro del general de Gaulle, uno de los padres bonapartistas de la V República. Y toda su carrera política, conservadora, transcurrió en los sucesivos partidos creados en esa estela histórica: la glorificación de la herencia de Bonaparte. En boca suya, las críticas de fondo sobre Napoleón tienen un calado profundo.
Si Debré denuncia las «desgracias» que Napoleón trajo a su patria, LouisGeorges Tin, presidente del Consejo Representativo de las asociaciones negras de Francia (CRAN), es mucho más duro, cuando declara que «celebrar hoy a Na