Una luz para los enfermos de esófago en cascanueces
El Hospital de Fátima, pionero en el tratamiento del dolor torácico por hiperexcitabilidad esofágica por estimulación del nervio vago
La Unidad del Dolor del Hospital Fátima, que dirige el doctor Antonio Pajuelo, ha utilizado con éxito y, por primera vez a nivel mundial, un estimulador de un nervio concreto (en este caso el nervio vago a la altura del cuello) de manera no invasiva. En este caso, la estimulación de este nervio, responsable de muchas funciones internas en la cabeza o el tubo digestivo, se ha utilizado para el control de una dolorosísima patología en el esófago por contracciones incontrolables del mismo (esófago en cascanueces), y que mediante la aplicación de este dispositivo (sin necesidad de cirugía) logra controlar con éxito los síntomas de esta enfermedad.
La paciente en cuestión refiere que llevaba sufriendo por esta dolencia desde hace muchos años y que había sido tratada por numerosos especialistas, incluido el doctor Pajuelo cuando este era el responsable de la Unidad del Dolor del Hospital Virgen del Rocío.
Según afirma, «el doctor Pajuelo nunca abandonó la esperanza de encontrar una terapia efectiva para su dolencia y que ahora, gracias a que cuenta con el reconocimiento a nivel internacional en este campo, posibilitó su utilización, por primera vez, de esta tecnología en este tipo de dolor crónico en la unidad de Tratamiento del Dolor del Hospital Fátima de Sevilla».
La paciente afirma que su vida ha cambiado radicalmente desde que comenzó a utilizar este tipo de estimulador. Según el doctor Pajuelo, esta tecnología, que no precisa de intervenciones quirúrgicas para proporcionar alivio de un dolor crónico grave, «va a abrir una nueva perspectiva para el tratamiento de diversas patologías dolorosas, incluyendo las cefaleas y otros cuadros dolorosos del tórax, el abdomen y otras dolencias».
Sin cirugía
Según el doctor, lo más destado de este tratamiento, que se puso en marcha en el mes de enero, es que se trata de «un tratamiento de estimulación de nervio profundo que no utiliza cirugía, lo que cambia mucho el concepto de estimuladores». «Se realiza mediante un dispositivo no invasivo que entra a través de la piel del paciente y que dirige la co
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María Isabel Pulido Galán muestra el estimulador que le ha permitido cambiar de vida tras sufrir durante más de diez años fuertes espasmos que le impedían hacer una vida normal en su día a día rriente hacia un nervio profundo, como es el vago. Permite estimular un nervio profundo mediante un dispositivo que se coloca en un punto determinado de la piel en el cuello», señala. «El dispositivo ya se ha utilizado para tratar el dolor de cabeza, la migraña y el Covid a nivel respiratorio en el Hospital Clínico de Valencia, aunque todavía están en fase de evaluación los resultados de utilizarlos frente al Covid», señala.
María Isabel Pulido Galán llevaba recorrido un camino muy largo hasta que estrenó este sistema a comienzos del mes de enero. Acaba de cumplir 67 años y empezó con molestias por su dolencia a los cincuenta y tantos. En 2017 llegó el diagnóstico definitivo: espasmo esofágico difuso, también llamado esófago en cascanueces o en martillo. «Con los espasmos se asfixiaba porque se le cerraban los bronquios y en Urgencias pensaban que era asma o alguna alergia, así que le aplicaban tratamientos con corticoides y oxígeno, que hacían que se recuperase por unos días», recuerda Juan Castilla, su marido.
«Hasta viagra»
«Absolutamente nada le hacía efecto. Le pusieron bótox y funcionó, y llegó a tomar hasta viagra», recuerda. «Probó varios estimuladores. Los espasmos son diarios y en cualquier momento», dice. «El dolor es espantoso, se revuelve y grita (porque es la manera que tiene de que se le abra el pecho)», apunta Juan. «Al lado nuestra viven unas estudiantes y como no sabían nada de lo que le ocurría a mi mujer, cuando le dio un espasmo a las seis de la mañana empezó a gritar y las vecinas llamaron a la policía pensando que la estaba maltratando», recuerda. Se enteraron de que el doctor Pajuelo tenía consulta en el Hospital de Fátima y «allí fuimos y nos propuso este nuevo sistema, una terapia del nervio vago no invasiva que se puede utilizar hasta 24 veces al día. María Isabel mejoró entre un 85 y un 90 por ciento», afirman.
«Es una nueva vida», dice María Isabel. «Me ha dado vida, porque antes no tenía. Los espasmos me daban en la calle y entonces no salía». María Isabel es consciente de que «aunque esta enfermedad la tienen muchas personas, no la tienen tan aguda como yo. Estoy en un tratamiento experimental, yo me he ofrecido para que, si le toca a otra persona, no tenga que pasar por lo que estoy pasando yo: esto no es una enfermedad, es una cruz», dice.
El tratamiento del dolor crónico grave sigue siendo un reto importante que precisa de tecnología y conocimientos de especialistas. El doctor Pajuelo es una figura de reconocido prestigio Internacional que sigue luchando por los pacientes con este tipo de dolencia. La unidad del Dolor del Hospital Fátima constituye un centro puntero en el tratamiento del dolor crónico, especialmente de aquellos con dolencias graves de difícil tratamiento como el de María Isabel.