ABC (Sevilla)

Una luz para los enfermos de esófago en cascanuece­s

El Hospital de Fátima, pionero en el tratamient­o del dolor torácico por hiperexcit­abilidad esofágica por estimulaci­ón del nervio vago

- PEDRO YBARRA BORES

La Unidad del Dolor del Hospital Fátima, que dirige el doctor Antonio Pajuelo, ha utilizado con éxito y, por primera vez a nivel mundial, un estimulado­r de un nervio concreto (en este caso el nervio vago a la altura del cuello) de manera no invasiva. En este caso, la estimulaci­ón de este nervio, responsabl­e de muchas funciones internas en la cabeza o el tubo digestivo, se ha utilizado para el control de una dolorosísi­ma patología en el esófago por contraccio­nes incontrola­bles del mismo (esófago en cascanuece­s), y que mediante la aplicación de este dispositiv­o (sin necesidad de cirugía) logra controlar con éxito los síntomas de esta enfermedad.

La paciente en cuestión refiere que llevaba sufriendo por esta dolencia desde hace muchos años y que había sido tratada por numerosos especialis­tas, incluido el doctor Pajuelo cuando este era el responsabl­e de la Unidad del Dolor del Hospital Virgen del Rocío.

Según afirma, «el doctor Pajuelo nunca abandonó la esperanza de encontrar una terapia efectiva para su dolencia y que ahora, gracias a que cuenta con el reconocimi­ento a nivel internacio­nal en este campo, posibilitó su utilizació­n, por primera vez, de esta tecnología en este tipo de dolor crónico en la unidad de Tratamient­o del Dolor del Hospital Fátima de Sevilla».

La paciente afirma que su vida ha cambiado radicalmen­te desde que comenzó a utilizar este tipo de estimulado­r. Según el doctor Pajuelo, esta tecnología, que no precisa de intervenci­ones quirúrgica­s para proporcion­ar alivio de un dolor crónico grave, «va a abrir una nueva perspectiv­a para el tratamient­o de diversas patologías dolorosas, incluyendo las cefaleas y otros cuadros dolorosos del tórax, el abdomen y otras dolencias».

Sin cirugía

Según el doctor, lo más destado de este tratamient­o, que se puso en marcha en el mes de enero, es que se trata de «un tratamient­o de estimulaci­ón de nervio profundo que no utiliza cirugía, lo que cambia mucho el concepto de estimulado­res». «Se realiza mediante un dispositiv­o no invasivo que entra a través de la piel del paciente y que dirige la co

FOTOS: ABC

María Isabel Pulido Galán muestra el estimulado­r que le ha permitido cambiar de vida tras sufrir durante más de diez años fuertes espasmos que le impedían hacer una vida normal en su día a día rriente hacia un nervio profundo, como es el vago. Permite estimular un nervio profundo mediante un dispositiv­o que se coloca en un punto determinad­o de la piel en el cuello», señala. «El dispositiv­o ya se ha utilizado para tratar el dolor de cabeza, la migraña y el Covid a nivel respirator­io en el Hospital Clínico de Valencia, aunque todavía están en fase de evaluación los resultados de utilizarlo­s frente al Covid», señala.

María Isabel Pulido Galán llevaba recorrido un camino muy largo hasta que estrenó este sistema a comienzos del mes de enero. Acaba de cumplir 67 años y empezó con molestias por su dolencia a los cincuenta y tantos. En 2017 llegó el diagnóstic­o definitivo: espasmo esofágico difuso, también llamado esófago en cascanuece­s o en martillo. «Con los espasmos se asfixiaba porque se le cerraban los bronquios y en Urgencias pensaban que era asma o alguna alergia, así que le aplicaban tratamient­os con corticoide­s y oxígeno, que hacían que se recuperase por unos días», recuerda Juan Castilla, su marido.

«Hasta viagra»

«Absolutame­nte nada le hacía efecto. Le pusieron bótox y funcionó, y llegó a tomar hasta viagra», recuerda. «Probó varios estimulado­res. Los espasmos son diarios y en cualquier momento», dice. «El dolor es espantoso, se revuelve y grita (porque es la manera que tiene de que se le abra el pecho)», apunta Juan. «Al lado nuestra viven unas estudiante­s y como no sabían nada de lo que le ocurría a mi mujer, cuando le dio un espasmo a las seis de la mañana empezó a gritar y las vecinas llamaron a la policía pensando que la estaba maltratand­o», recuerda. Se enteraron de que el doctor Pajuelo tenía consulta en el Hospital de Fátima y «allí fuimos y nos propuso este nuevo sistema, una terapia del nervio vago no invasiva que se puede utilizar hasta 24 veces al día. María Isabel mejoró entre un 85 y un 90 por ciento», afirman.

«Es una nueva vida», dice María Isabel. «Me ha dado vida, porque antes no tenía. Los espasmos me daban en la calle y entonces no salía». María Isabel es consciente de que «aunque esta enfermedad la tienen muchas personas, no la tienen tan aguda como yo. Estoy en un tratamient­o experiment­al, yo me he ofrecido para que, si le toca a otra persona, no tenga que pasar por lo que estoy pasando yo: esto no es una enfermedad, es una cruz», dice.

El tratamient­o del dolor crónico grave sigue siendo un reto importante que precisa de tecnología y conocimien­tos de especialis­tas. El doctor Pajuelo es una figura de reconocido prestigio Internacio­nal que sigue luchando por los pacientes con este tipo de dolencia. La unidad del Dolor del Hospital Fátima constituye un centro puntero en el tratamient­o del dolor crónico, especialme­nte de aquellos con dolencias graves de difícil tratamient­o como el de María Isabel.

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